Infectólogo y Viruela del Mono: "No deberíamos tener problemas si mantenemos las medidas sanitarias"
El doctor del Hospital Clínico de la Universidad de Antofagasta, Francisco Salvador, analiza cómo se comporta esta patología que, si bien se conoce hace décadas, actualmente tiene en alerta a la OMS y si es que podría convertirse en una amenaza.
El pasado 7 de mayo el Reino Unido confirmó los primeros casos de la viruela del mono en Europa, desatando una nueva preocupación mundial que tiene en alerta a la Organización Mundial de la Salud (OMS), dado que hasta el 1 de junio el organismo sanitario internacional contabilizaba 550 personas infectadas en 30 países.
En América del Sur ya se encuentra en países como Argentina y con casos sospechosos en Perú y Bolivia, pero lo primero que se debe entender es que su comportamiento es totalmente distinto al Covid-19 y que además esta enfermedad se conoce hace medio siglo, al ser diagnosticada generalmente en zonas de África.
Además, su capacidad de infección es muy inferior al SARS-CoV-2, mientras que su detección y trazabilidad son más sencillas, y también con un tratamiento con fármacos más conocidos y efectivos.
Eso lo explica el académico e infectólogo del Hospital Clínico de la Universidad de Antofagasta (UA), el doctor Francisco Salvador, quien explica que esta enfermedad "es una infección zoonótica, es decir que puede transmitirse entre animales y seres humanos causada por el virus monkeypox, que pertenece a la familia orthopoxvirus, el cual genéticamente está relacionado con los virus variola y vaccinia. Debemos considerar que este virus existe desde tiempos inmemoriales, pero de alguna manera fue ocultado por la viruela humana y sólo se le identifica por la baja de casos secundaria a la vacunación contra esa enfermedad.
Se sabe que la viruela del mono se descubrió en 1958, en dos cohortes en serie de monos cynomolgus (mono cangrejo) enviados desde Singapur a Dinamarca. Afectó entre el 20 y 30% de los animales de esos cargamentos".
¿Cómo se contagia?
La viruela del mono se transmite a través de la mordedura o contacto directo con sangre, fluidos corporales o lesiones de animales infectados, habitualmente roedores o monos, incluyendo comidas que contengan tejidos de estos animales. Ahora, el salto de humano a humano se produce por gotitas respiratorias, fluidos corporales, entornos u objetos contaminados por el paciente infectado. También por el contacto con las lesiones que se presentan en la piel y, finalmente, por transmisión sexual. De hecho, esta última vía fue el principal mecanismo de transmisión del brote actual.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas iniciales incluyen fiebre, calofríos, cefalea, letargia, mialgias, dolores musculares y aparición de linfoadenopatías, que vendrían siendo ganglios palpables. Entre el primer y tercer día de la aparición de los síntomas, se presenta un exantema, que es una lesión cutánea, muy parecida a una varicela, con varios campos de evolución, vesículas, pápulas, pústulas y costras. Este exantema se extiende desde la cara a otras partes del cuerpo, con compromiso de las mucosas de la faringe y conjuntiva de los ojos. La duración de la enfermedad puede variar entre dos a cinco semanas.
¿Es una enfermedad mortal?
En algunas series de casos, como en Zaire, en 1981, hubo 338 casos y murieron 33 personas, aunque en general su mortalidad varía entre 1 a 5%, pero es importante explicar que nadie ha fallecido por este virus fuera de África.
¿Qué nivel de protección entrega la vacuna que se aplicó hasta el año 1977 a la población chilena?
Un alto nivel de protección. El virus de la viruela es ADN, por lo que tiene muy pocas mutaciones. Se estima que la vacuna brinda un 85% de protección contra la viruela del mono.
¿En qué situación sanitaria o riesgo epidemiológico se encuentran las personas que no cuentan con esa vacuna?
Depende de la exposición. Como dijimos, para contagiarse se requiere contacto o consumo de animales infectados, lo que en Chile no se da, o bien contacto estrecho con personas que tengan la enfermedad. Por eso las medidas de distancia física, uso de mascarilla y protección ocular, además del lavado de manos, siguen plenamente vigentes, es decir, no deberíamos tener problemas si mantenemos lo que hemos dicho desde el inicio de la pandemia de SARS CoV-2.
¿Quiénes están en riesgo de contraer esta viruela entonces?
Las personas que tienen un nexo epidemiológico con un caso probable o confirmado de viruela del mono en los 21 días anteriores al inicio de los síntomas. Con el aumento de los viajes, puede existir un aumento de los contagios, sobre todo entre quienes se desplazan a países endémicos, pero no será de la misma gravedad del Covid. Por supuesto las personas que no fueron vacunadas hasta 1977 contra la viruela humana tienen un mayor riesgo de contraerla. Los inmunodeprimidos, sobre todo los pacientes portadores del VIH, que tengan exposición, son también un grupo de riesgo.
¿Qué podemos hacer para prevenir infecciones?
Se debe evitar el contacto estrecho y, sobre todo, íntimo, con personas que han estado en los lugares mencionados, además de mantener medidas como el distanciamiento físico de dos metros, uso de mascarilla N95 y antiparras si se está en contacto con los aerosoles de pacientes que están en sospecha.
¿Existe el riesgo que se convierta en un brote más grande?
Es difícil que escale a un brote mayor, dado que su R0, que es el número que representa la transmisibilidad de una enfermedad infecciosa, es bajo, cercano a 1, a diferencia del covid, que con Ómicron llegó a 10. Además, hay vacunas aprobadas por la Organización Mundial de la Salud que se pueden utilizar rápidamente si es necesario, aunque habría que importarlas, y existe un tratamiento farmacológico conocido y efectivo contra la enfermedad.