¿Y los Deberes Humanos?

Estimado director:

En general cuando se tienen derechos, estos van acompañados por sus respectivos deberes...

Sin embargo, nadie, absolutamente nadie, incluyendo autoridades de los tres poderes del Estado, senadores, diputados, expertos, INDH (Instituto Nacional Derechos Humanos) y las misiones de DD. HH. extranjeras que han venido a Chile, etcétera, en algún momento, desde el 18 de octubre pasado a la fecha, han mencionado que así como existen los DD. HH. (Derechos Humanos), los cuales deben ser protegidos y respetados por todos, también existen los DD. HH. (Deberes Humanos), que cada persona también debiera respetar en todo momento de su existencia.

Sí a los DD. HH. (Derechos Humanos) de cualquier chileno (a), en cualquier momento y lugar, sin discusión, deben ser respetados, protegidos y su violación debe ser juzgada y castigada por la justicia, y también sí a los DD. HH. (Deberes Humanos) de cualquier chileno (a), en cualquier momento y lugar, que debe saber respetar y que de no hacerlo deberá enfrentar la justicia para responder por sus actos.

Se hace urgente la creación de un organismo tan celoso, perseverante y analítico como el INDH, para que cautele, in situ, al igual que el INDH, que las personas respeten los Deberes Humanos, de lo contrario la cancha estará demasiada desnivelada entre los que cumplen todas las leyes y los que tienen "chipe libre" para no hacerlo y además con la debida protección del INDH (Instituto Nacional Derechos Humanos) e incluso glorificados.

Luis Enrique Soler Milla

Jóvenes iracundos

Señor director:

La encuesta Cadem dejó resultados preocupantes. Un 28% señaló estar de acuerdo con la violencia política como expresión legítima y justificable. Acto seguido, un 39% de los que la respaldan, son jóvenes de entre 18 y 34 años.

Alarmante. El futuro de Chile valida la violencia como método sin tapujos. Desgraciadamente, no hay novedad. Estos pequeños justicieros salieron a la palestra tiempo atrás, asumiéndose a sí mismos como los héroes que combatirían todas las injusticias. Marchas violentas, daño a la propiedad o funas: todas opciones legítimas a sus ojos para buscar su ansiada justicia social. Para estos joviales iracundos, todo lo que no siga sus prejuicios es injusto e inmoral. Hoy solo se cosecha lo sembrado. Acá vale recordar a Albert Einstein: "¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio".

Nicolás Martins