Cartas
Compartir con otros es la clave de la felicidad
Señor director:
La interacción social es inherente al ser humano, es decir, somos seres humanos en la medida que compartimos con otro. Esto es posible por las bases neurológicas, físicas, biológicas y culturales propias de la especie.
Vivir un fin de año con sentido requiere de tiempos para reflexionar en solitario, pero también para compartir y estrechar lazos a través de estas interacciones sociales. Cuando nosotros interactuamos con alguien no solamente estamos pasando tiempo con esa persona, también estamos compartiendo información, la que se va acumulando y pasa a formar parte de una experiencia que puede ser significativa.
Cuando la interacción se establece con una persona con la cual se comparten valores, creencias o cierta cultura, ese tiempo es apreciado en mayor medida y desencadena la liberación de neurotransmisores que afectan positivamente nuestra vivencia diaria, generando bienestar a nivel físico y biológico. Esto se debe, principalmente, a la liberación de dopamina y oxitocina.
Por el contrario, si las personas no comparten mucho con otras, los efectos son negativos para su salud física y mental, lo que se expresa en el aislamiento social, la apatía, el resentimiento, la negatividad, la tristeza y la irritabilidad. Por esto es importante vivir el término de un año a través de interacciones positivas, que nos alejen de conductas que tienden a la negatividad. Esto sirve mucho para cerrar ciclos, hacer balances y proyectar metas.
La familia es la unidad social en la que se adquieren valores comunitarios como el acercamiento social, la referencia social positiva, el compartir, la confianza y la ayuda mutua. Estos aspectos son valorados favorablemente, por ende, generan una vivencia positiva en las personas que componen ese grupo familiar.
Como la vida actual genera tiempos limitados para compartir y tener tiempos de calidad con otros, la única solución es optimizarlos, hacerlos eficientes y eficaces. Acá será fundamental generar espacios en donde nos dediquemos realmente a conversar, mirándonos a las caras, preguntándole al otro cómo se siente y cómo está. Con estos gestos generamos una educación comunitaria, en donde participan todas las personas que son parte de la familia.
La recomendación para estas fechas es establecer dinámicas en conjunto, por ejemplo, tocar un tema en el que puedan hacerse partícipes grandes y chicos. La clave es disfrutar el aquí y el ahora.
Pavel Cuevas,
académico de Terapia Ocupacional
Universidad San Sebastián.