El primer verano de la playa El Salitre, el lujito de Tocopilla
Está recién inaugurada y en sus tranquilas aguas se puede nadar y hasta arrendar botes con remos. Imperdible si pasa por acá.
Marisa Torres vende y arrienda flotadores en Tocopilla, a la orilla del mar. Todavía recuerda cómo era la playa Panteón: "Tenía oleaje, era muy divertida", dice. La arena negra que los tocopillanos recuerdan de esta playa desapareció completamente con la llegada de El Salitre, la nueva joyita de blancas arenas que se inauguró el año pasado y que vive su primer verano funcionando. "A mí me gusta más ésta", confiesa Marisa.
Harta plata costó hacer esta construcción, porque se invirtieron más de $5.300 palos en hacer los dos rompeolas hechos de tremendas rocas. Así deja el agua calmadita, lista para nadar con tranquilidad en una superficie de 11.800 metros cuadrados. Tan tranquila, que a Marisa Torres se le hace ideal arrendar botes con remos, como si fuera un lago.
Ismael Santis arrendó un bote con la familia que viene visitando Tocopilla desde Vicuña, en el lejano valle del Elqui. Dos lucas quinientos la hora y todos están jugando y paseando con el botecito. "Está bien puesta aquí la playita. Hubiera sido un poco más grande porque llega harta gente, pero está bueno para los cabros chicos", dice, mientras se moja un rato los pies para el calor. En el cielo hay nubes muy grandes, pero engañosas, porque andamos todos con la gota corriendo.
Arriba, en las rocas, Lorena Quezada se sienta a meditar. Tiene el sonido del mar a su lado, el viento del otro y el horizonte por delante. Más relajado, imposible. "Esto quedó muy precioso porque es un gran cambio, una entrada para las personas que viene de otro lugar", dice.
Mejor playa
Lorena me cuenta que El Salitre le queda mucho más cerca a los tocopillanos que ir a pegarse el pique a la Caleta Boy (también fuimos para allá, la otra semana les cuento). Y pese a que considera que El Salitre es una gran obra para la postergada Tocopilla, hay otras cosas que le gustaría ver en su ciudad. Por ejemplo, más juegos para los niños. "A la vuelta está la Shell y hay un pequeño juego para los niños, pero creo que falta más recreación para ellos".
En la arena, caminando pasito a pasito, encontramos a Jorge Ponce, quien anda con una máquina de esas que rastrean metal. En tanto tiempo viendo por aquí y por allá, dice que la obra está muy buena, pero la basura es el problema. "Falta cultura, si esto es para todos. Los niños que juegan acá de repente se cortan un pie porque hay vidrios, latas, fierros", explica.
Don Jorge apunta a las latas que alguien seguramente se tomó la noche anterior y que siguen incrustadas en la arena. Lo más brígido que ha encontrado acá son grandes trozos de vidrio, una trampa para cualquier veraneante.
Pese a ello, la playa El Salitre quedó muy buena. Hay señalética que avisa a los bañistas las reglas (como por ejemplo, no subirse a las rocas) y está justo a la altura del centro de Tocopilla. A Marisa Torres, que le gustaba mucho la antigua Panteón, ya quedó convencida. A su negocio de flotadores también: "Empiezo con hartos, pero termino con nada", cuenta.