Cartas
Papeles de Panamá
Señor director:
La filtración dada a conocer por el periódico Süddeutsche Zeitung, donde detalla las operaciones realizadas por Mossack Fonseca, bufete de abogados panameño que vendía compañías anónimas y que servían como mecanismos de evasión impositiva, serán objeto de análisis e investigación profunda por las próximas semanas y meses.
Sin embargo, hay ciertas particularidades que debiesen llamar inmediatamente a reflexión: los involucrados en este gigantesco sistema se cuentan entre las personas más poderosas y ricas del planeta. Personas que deliberadamente intentan engañar al fisco con el objeto de pagar menos impuestos.
Pero cuando tenemos entre los involucrados a personajes como Lionel Messi, Alfredo Ovalle, Petro Poroshenko o Iván Zamorano, la pregunta es si sus evasiones responden a una convicción personal que creen justa (Robert Nozick decía famosamente que los impuestos equivalen a trabajos forzados); o bien, forman parte de un marco ideológico de pura ambición individualista ligada a la acumulación de riqueza.
Si es esta segunda alternativa, episodios como los de los Papeles de Panamá resultan ser extraordinariamente graves; no solamente porque confirman lo que para muchos es un síntoma sistémico, sino porque - como bien lo sabemos - incrementa la sospecha sobre aquellos que, de forma justa o injusta, tienen importantes cuotas de poder en el sistema social. La sospecha lleva a la desconfianza y ésta a la animadversión que se encauza de dos formas distintas: indiferencia o ruptura. Ambas están hermanadas con la tragedia.
Guido Larson Bosco
licenciado en Filosofía
Ironía dolorosa
Cómo no voy a quererte Tocopilla, si cada día me levanto con el ánimo de respirar el aire puro que nos llega de las empresas generadoras de electricidad o cuando está trabajando el brazo mecanizado de SQM cargando salitre.
El ambiente en que vivimos hace posible que nos den ganas de seguir aquí en este paraíso medioambiental. Claro que algunos reclaman injustamente por las emanaciones de material particulado que llena nuestros cielos. Otros alegan que los tocopillanos estamos muriendo de cáncer. Qué injustos y mal hablados, si aquí es donde se compra más shampoo, ya que nuestra cabellera se llena de polvo negro cada día.
Cristina Izarrauldes