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Muralistas chilenos aportan obras a la colorida unión de la vida y la muerte en el cementerio de La Paz

Trece artistas argentinos, bolivianos y de nuestro país suman pinturas en la nueva versión del Festival Ñatinta.
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Efe

El Cementerio General en La Paz se transformó en un gigantesco lienzo en el que 13 artistas de Bolivia, Chile y Argentina han convertido el camposanto en una galería a cielo abierto que invita a reflexionar sobre la vida, la muerte y sus rituales.

Con los años, las paredes de este cementerio han ido adquiriendo color a través de vistosos murales que se pintan en el festival Ñatinta, que ya se encuentra en su séptima versión, y que ha hecho de este camposanto un lugar "único", comentó Magda Rossi, del colectivo "Perrosueltos".

Este año el colectivo que organiza el festival eligió como temática la vida y la muerte y seleccionó a 13 artistas de Bolivia, Chile y Argentina entre unos 60 proyectos para que pintaran murales en este camposanto como antesala a la festividad de Todos Santos.

Bajo la creencia de que los espíritus de los difuntos bajan a este mundo para compartir con sus familias y amigos, cada 1 y 2 de noviembre sus seres queridos les reciben con dulces, comida y otras ofrendas que les preparan en un altar en sus hogares.

En esta versión los artistas reflexionaron sobre "la vida, la muerte, este retorno a la tierra como parte del ciclo", pero también su relación con la naturaleza, indicó Rossi.

Los artistas comenzaron a pintar el 21 de octubre y finalizaron sus obras el 27, dejando 13 murales nuevos que se suman a casi el centenar de los mismos que se han pintado en otras versiones.

"Es una galería al aire libre que no tiene costo (...) y pensamos que es la mejor manera de utilizar el arte en lugares que a veces de por sí pueden ser un poquito no tan acogedores o en todo caso difícil de mantener o un poco tristes y pensamos que realmente es un cambio importante", sostuvo Rossi.

Los murales

Desde murales abstractos hasta rostros, flores, reencuentros, abrazos, sueños o los míticos cráneos humanos conocidos como ñatitas están plasmados en las paredes que llevan el sello personal de cada de artista.

La obra del boliviano que firma como Die 77 denominada "El más allá", muestra un barco hecho de totora y un indígena navegando en la misma en un momento de introspección.

"Es una representación de lo eterno de las almas, tal vez nuestros cuerpos son momentáneos, nacen y envejecen, pero el alma se mantiene por mucho tiempo", comentó.

El artista argentino conocido como Chechen utilizó diseños precolombinos y una paleta de naranjas para darle un sentido "energético" o "astral" para representar que estamos hechos de "energía" y que la vida y la muerte es "algo cíclico", dijo.

La boliviana View realizó un rostro en blanco y negro fragmentado a la mitad que "separa la vida y la muerte" el alma y el cuerpo cuando una persona fallece, explicó.

El chileno que firma cono DES realizó un mural denominado "reencuentro eterno" que representa justamente el encuentro entre el mundo de los vivos y muertos en el que se ve como dos especies de caminos coloridos, contó.

Los argentinos Leti B y El Keni plasmaron un abrazo y flores como una "metáfora" entre la vida y la muerte, pero también como un momento en el que las familias viven su duelo, indicaron.

El argentino Andrés Rotundo pintó a una mujer indígena llevando un cráneo humano junto a panes dulces típicos de Todos Santos, y la boliviana Hef plasmó en su mural a una mujer que sueña con un familiar difunto y que se puede comunicar con sus fallecidos a través de los sueños.

La argentina Marianela Osorio pintó flores que las personas dejan a sus difuntos, la chilena Stefi realizó dos "seres angélicos" que se miran como un espejo y Watanaz usa figuras geométricas que hacen referencia al cielo y las estrellas.

Para todos los artistas pintar en un cementerio fue una experiencia "única" en el que la conexión con los visitantes, los pabellones y el cementerio jugaron un papel importante para hacer sus obras.