Partido
Estimado director:
El nombre tentativo del partido que formarían los históricos militantes renunciados de la DC, sería "Partido Demócrata de Chile".
Palabras más, palabras menos, mantienen lo de "democrático", se deshacen del peso que más de algún problema les ha traído en el pasado cercano y para abrir más la puerta, lo de "cristiano" y para "intentar" hacer sentir su presencia, prontamente en la escena política partidista nacional, fijan su dirección en Chile.
Quieran o no, de confirmarse este nombre, mantendrían la sigla original, es decir PDC (¿Un guiño a sus excamaradas?), y además dejan muy en claro que su objetivo central (a propósito de centro) será seducir a la centroizquierda que votó por el rechazo, y diferenciarse de los "amarillos" y de la hoy tan convulsionada Democracia Cristiana, pero están abiertos a unirse con todos quienes se identifican con el centro. ¿Y era que no?
¿Y usted se preguntará cuál será su máxima aspiración? Pues bien, consolidar un grupo que dispute voto a voto con el FA y republicanos, algo así como lo hace el Partido Demócrata en los Estados Unidos y llegar a ser una opción presidencial.
"Aprende del ayer, vive para hoy, ten esperanza por el mañana" (Albert Einstein, 1879-1955).
Luis Enrique Soler Milla
Migración
Señor director:
Con todo el respeto que se merece el mayoritario grupo de migrantes que han elegido nuestro país como su nueva patria para consolidar una estabilidad económica para su grupo familiar de una manera esforzada y honrada, las autoridades a todo nivel de una vez por todas y sin temor, deben abordar el tema delictual en el cual se ven involucrados los migrantes. Chile es considerado el país de las oportunidades, pero en el presente lo es para el delincuente. Asaltar, robar, asesinar, son el pan de cada día y no hay una política realmente de mano dura. El delincuente hace y deshace a vista y paciencia de todo el mundo, sabiendo que irá a la cárcel a tomar desayuno, almorzar y a cenar gratis y que luego saldrá a continuar haciendo de las suyas. Lamentablemente con la excusa de los DD.HH., se favorece más al delincuente que a la víctima. Los buenos chilenos no merecemos vivir enclaustrados en nuestros hogares con temor a ser víctimas de los antisociales.
Jorge Valenzuela Araya