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Llaman a cuidar las maravillosas reservas naturales de la región

La zona cuenta con seis áreas naturales protegidas con un ecosistema único en su flora y fauna. Desde la Corporación Nacional Forestal (Conaf) reiteran la importancia de conocerlas y por sobre todo, de preservarlas a través de la educación.
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Ricardo Muñoz E./Redacción

No sólo riquezas mineras tiene la Región de Antofagasta, sino que también la zona es privilegiada por poseer una biodiversidad de flora y fauna, la cual crea una dicotomía por su belleza y porque hay que recordar que son especies que habitan el desierto más árido del mundo.

Y si bien las reservas naturales de la zona son lugares que merecen ser conocidas por todos, también es importantísimo que la comunidad pueda identificarlas, pero por sobre todo protegerlos para no crear un impacto negativo en los ecosistemas que albergan.

En nuestra región son seis las áreas silvestres que de forma oficial se encuentran protegidas y preservadas por la Corporación Nacional Forestal (Conaf), personal que trabaja en educación social, habilitación y mantención de senderos, así como también la vigilancia de la flora y fauna que allí convive.

Tales áreas protegidas son: Reserva Nacional Los Flamencos, Parque Nacional Llullaillaco, Monumento Natural La Portada, Monumento Natural Paposo Norte, Reserva Nacional La Chimba, Parque Nacional Morro Moreno y Parque Nacional Pan de Azúcar, este último administrado por la Región de Atacama.

En ese contexto y con el objetivo de crear conciencia para cuidar y proteger estas áreas silvestres es que se creó una alianza entre la Conaf, Antofagasta Minerals y el La Fundación Parque Científico Tecnológico de la Universidad Católica del Norte (UCN).

Al respecto, el jefe del departamento de Áreas Silvestres protegidas de Conaf en Antofagasta, Felipe González, afirma que éstas en la zona consisten en "ambientes propios y únicos. Por ejemplo, en el borde costero tenemos una flora que sólo se da aquí, por efectos de la camanchaca y el contacto del agua con la Cordillera de la Costa".

"Por eso damos énfasis a proteger las especies en la península de Mejillones y Taltal, que es donde tenemos la mayor presencia de flora. Y con ello, la fauna asociada es muy frágil, tal como la fauna marina costera. Entre ellos podemos observar a los Pingüinos de Humboldt y otras especies de importancia, tales como los guanacos, reptiles o las comunidades de artrópodos. Hacia el área andina, los objetos de conservación están más apuntados a los cuerpos de agua; a los salares y las lagunas altiplánicas, donde ahí reside otra fauna que es más vinculada al proceso migratorio, como por ejemplo el flamenco, las vicuñas, entre otras especies", explica.

González añade que "en el norte tenemos el desafío de proteger ambientes para especies o corredores biológicos, áreas de alimentación o descanso como los salares y lagunas. Nuestras áreas silvestres son distintas a otros paisajes del resto del país, como una formación de bosque que es más característico de lo que conocemos como área protegida. En nuestro caso, tenemos organismos extremos, vamos bajando la escala por efecto de la camanchaca. Así, vamos encontrando más comunidades ecosistémicas que son únicas en nuestros lugares y que están en problemas de conservación".

También manifiesta que entre los principales desafíos para que la comunidad respete y cuide estas zonas se encuentran el "el fortalecer lo que es infraestructura, equipamiento, personal en poder seguir dotando nuestras áreas de administración permanente, con presencia de guardaparques. También tenemos el desafío de articular la protección y conservación de los recursos naturales en la comunidad. Que las personas de la región de Antofagasta puedan entender y valorar los ecosistemas que son diferentes a los bosques".

Finalmente, González destaca la importancia histórica de estas zonas para la región: "Pensemos que en el borde costero nosotros protegemos los acantilados, los cuales tienen guano y han estado ligados a su explicación durante gran parte de la historia local, o manantiales que surtían de agua potable a las personas de hace 100 o 200 años atrás. En el área costera de Paposo siempre ha habido una ganadería que está vinculado a la historia del taltalino. En la parte andina, gran parte de los objetos de conservación son, por ejemplo, el flamenco, la vicuña, el suri, la tagua; las plumas o los huevos tienen connotaciones ancestrales. Gran parte de estos elementos tienen una historia del pasar antiguo y la cosmovisión de los pueblos originarios del norte de Chile".