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Telescopio ELT: a la caza de la vida extraterrestre

Se espera que el mayor observatorio del mundo que se construye cerca de Antofagasta esté listo para 2025.
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Ricardo Muñoz Espinoza

¿Estamos solos en el Universo? Esa es una pregunta tremendamente compleja que ha intrigado a la humanidad desde siempre, pero la ciencia avanza en el gran desafío de tal vez algún día poder contestar dicha interrogante.

Desde la perspectiva científica más rigurosa habría muchas más posibilidades de hallar vida microbiana que civilizaciones extraterrestres allá afuera, dado que la única comparación que podemos hacer es con la Tierra y al considerar que el proceso de evolución desde la primera célula en nuestro planeta, hasta los complejos seres humanos, consiste en un proceso químico que ha tardado cerca de tres mil 500 millones de años.

Hasta ahora sabemos que la Tierra está justo donde debe estar en el Sistema Solar, es decir en la llamada "zona habitable", a la distancia ideal desde el Sol para que la temperatura no sea ni muy fría ni muy caliente y así permitir el agua líquida, elemento clave para que desarrolle la vida como la conocemos.

A eso se agrega una atmósfera rica en oxígeno (del cual se compone el 21% del aire, el 78% nitrógeno y el 1% de otros gases) para que los seres terrestres puedan respirar. Sin embargo, el carbono corresponde al elemento clave para la vida al tratarse de la base para que al combinarse con oxígeno, nitrógeno e hidrógeno, puedan crearse las moléculas orgánicas y con ello células, plantas, animales, bacterias, insectos, humanos y cuanta especie que se considere viva.

Todo ello recibe el nombre de "biomarcadores", es decir que dan cuenta de la posible existencia de vida. Detectar ello en el gigantesco Universo es una de las tareas principales del Telescopio Extremadamente Grande (ELT, por sus siglas en inglés) del Observatorio Europeo Austral que se construye en Cerro Armazones, a más de tres mil metros sobre el nivel del mar y a 130 kilómetros al sur de Antofagasta, justo al frente de otro coloso: el Telescopio Muy Grande (VLT) de Cerro Paranal.

El ELT avanza continuamente y está previsto que se encuentre finalizado hacia 2025 o 2027 para el envío de sus primeras imágenes y además tendrá el récord de ser el observatorio más grande que se haya construido en la historia, con un diámetro de sus espejos de 39 metros y una altura de 80 mts. Su estructura se compara en dimensiones a una cancha de fútbol.

Así, el ELT entregará una novedad sin precedentes: una de sus apuestas es observar de manera directa los exoplanetas, es decir aquellos planetas que orbitan estrellas distintas al Sol, cuya tecnología revolucionaria permitirá detectar inmediatamente si esos mundos cuentan con atmósferas y qué tipo de gases tendrían éstas. Hallar una rica en oxígeno respirable como la Tierra sería un hito astronómico.

Hay que entender que en astronomía cuando se habla de la detección directa se refiere a la observación de un exoplaneta a través del telescopio tal como se efectúa actualmente con los del Sistema Solar.

Según explican en ESO en su Instagram, "la mayoría de los exoplanetas se detectan indirectamente mediante el método de la velocidad radial, que encuentra los planetas por la oscilación que producen en su estrella madre cuando la orbitan".

Otra de las técnicas utilizadas es la del tránsito y que consiste en "detecta la caída del brillo de la estrella anfitriona cuando un planeta pasa por delante de ella. Sin embargo, estas detecciones son indirectas y muy limitadas en la información que pueden proporcionar sobre el planeta mismo".

Pero esto no será problema para el ELT, ya que "vendrá a revolucionar el estudio de los planetas fuera de nuestro Sistema Solar. Nos permitirá obtener imágenes directas de algunos de estos sistemas, incluidos los planetas en las zonas habitables de una estrella. Gracias a su gran poder de recolección, también podremos detectar y caracterizar las huellas dactilares de las atmósferas de los planetas en tránsito cuando pasan frente a su estrella madre".

El estudio y detección de los exoplanetas es un campo nuevo en la ciencia. El primero de ellos fue encontrado en 1995 orbitando la estrella 51 Pegasi por Michel Mayor y Didier Queloz, quienes recibieron el Premio Nobel de Física en 2019 por este avance. Hasta la fecha el número de nuevos mundos hallados sobrepasa los cuatro mil.

El ELT también tiene solución para otro problema al cual el VLT ya se ha enfrentado: la turbulencia de la atmósfera terrestre, al tratarse de un observatorio ubicado en la Tierra y no en el Espacio.

Para eso, al igual que el VLT, trabajará con la óptica adaptativa, una técnica sofisticada que permite corregir la turbulencia atmosférica, resultando así imágenes del Universo incluso con mejor resolución que actuales telescopios en el Espacio como es el caso del Hubble.

Con todo ello, el ELT permitirá también descubrir nuevos agujeros negros, contribuir al estudio de la energía y materia oscura (uno de los misterios más grandes del Universo), la historia y evolución de las primeras galaxias que surgieron, además de la posible existencia de un noveno planeta en el Sistema Solar.

2025 ó 2027 es la estimación para que comiencen las operaciones en el telescopio ELT.

39 metros de diámetro (como una cacha de fútbol) es el tamaño de los espejos del ELT.

rmunoze@estrellanorte.cl