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Los trabajadores jóvenes son los más insatisfechos con su vida laboral y familiar tras la pandemia

Según un estudio de la Universidad Andrés Bello y La Araucana, las personas de entre 18 y 35 años tienen más dificultades para manejar el estrés en sus casas y sienten que no son reconocidos por sus empleadores.
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Gracia Rodrigo

Compatibilizar la vida laboral con la familiar fue muy difícil para algunas personas durante la pandemia, porque con el teletrabajo y el colegio remoto, se mezclaron los espacios. Sin embargo, ahora que la mayoría de los trabajadores ha regresado a la cotidianidad, hay un grupo que aún no logra compatibilizar bien ambos mundos. Se trata las personas de entre 18 y 35 años, que, según un estudio, son los más insatisfechos con su vida laboral y familiar tras los peores años de la pandemia.

Así lo arrojó la encuesta "Bienestar, trabajo y familia", elaborada por la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello y La Araucana, aplicada a 3.540 trabajadores en las 16 regiones del país durante marzo.

Al ser consultados sobre su "satisfacción vital", los trabajadores de entre 18 y 35 años, mostraron estar notoriamente menos satisfechos que los mayores, y mientras más jóvenes, peor. En una escala de 6 a 8,5 como mejor puntaje, los trabajadores de entre 18 y 25 años anotaron una satisfacción con su vida de 6,8 puntos y los de 26-35, de 7,1, mientras que todos los otros grupos superaron los 7,8. Los que resultaron más optimistas fueron los que tienen entre 56 y 65 años.

"En los estudios de bienestar, usualmente encontramos una forma de 'U' respecto al bienestar a lo largo del ciclo vital, siendo los jóvenes y los adultos mayores parte de quienes reportan mayor bienestar personal. Por eso nos pareció un hallazgo valioso", explicó Juan Carlos Oyanedel, investigador de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales (FECS) de la U. Andrés Bello, a cargo del estudio.

En efecto, los trabajadores entre 18 y 35 años tienen índices mucho más bajos que los mayores al ser consultados sobre su satisfacción con su nivel de vida, estado de salud, logros, relaciones personales, vida espiritual y su "capacidad de controlar su vida", mientras que sólo superan a los mayores respecto a que se sienten más protegidos a futuro. En lo laboral, lo que más los aconjoga es su salario, seguido por el reconocimiento que les dan, la atención a sus sugerencias y el modo en que su empresa se gestiona. Todos estos factores, dijo Oyanedel, pueden derivar en una alta rotación de empleados, estrés y ausentismo.

Al ser consultados sobre sus niveles de satisfacción familiar, lo que les causa más preocupación es el tiempo que pasan con sus familias, seguido por su capacidad de lidiar con el estrés y las críticas de sus miembros. Luego, viene la forma en que discuten sus asuntos y la capacidad de ser flexibles. Además, identifican que están tan cansados por el trabajo, que les cuesta participar en actividades familiares o no van a ellas, y consideran que lo que los hace buenos en sus trabajos, no les ayuda a ser mejores padres o cónyuges.

Para Oyanedel, "los jóvenes derivan gran parte de su bienestar personal de la calidad y cantidad de sus relaciones personales y, al estar estas restringidas, pueden reducir su bienestar. De igual forma, las limitaciones de movilidad y el teletrabajo pueden limitar la constitución de su identidad como trabajadores, que está asociada a aquello que están logrando en la vida (...) las empresas debiesen considerar estos elementos a la hora de diseñar procesos de inducción".

En el entendido que no todas las empresas pueden subir los sueldos ¿qué más se puede hacer para mejorar el clima laboral y la relación trabajo-familia?

Francisco Sepúlveda, gerente general de La Araucana, cree que "es clave que las empresas impulsen una cultura organizacional que logre conectar con las nuevas generaciones", generando un balance entre lo personal y laboral, abriéndose a la creatividad, ofreciendo capacitaciones y dando beneficios complementarios en bienestar, como por ejemplo, en salud mental.

En ese sentido, las políticas de recursos humanos juegan un rol fundamental, y, dependiendo de las características de las empresas, podrían hacer cambios como sistemas híbridos o jornadas flexibles. "Nuestro llamado es a fortalecer el diálogo social y que las empresas escuchen a sus trabajadores y comprendan sus nuevas necesidades, buscando soluciones que promuevan la motivación y les permita valorar sus aportes individuales", agregó.