Nuevos conductores

El paradigma de una sociedad más empoderada sin definir que es el empoderamiento, ha afectado sin duda la convivencia, sobre todo cuando esta se lleva a espacios públicos en donde forzadamente deben convivir diferentes criterios, costumbres y formaciones. Por su parte, la pandemia aportó enormemente a la individualidad y hoy podemos ver muestras de hostilidad incluso en aquellos que hace dos años no lo demostraban.

Hoy podemos apreciar conductores que creen tener la preferencia y peor aún, la razón respecto de su actuar en las vías públicas, los que se enfrentan a peatones que también dicen tener la preferencia y la razón. En un cruce regulado y en un horario de baja congestión podemos ver interactuar a peatones que atraviesan la calle con total calma y desafectados de su entorno, pendientes de una llamada telefónica y con total lentitud, porque dicen "tener la preferencia" los que se enfrentan a un conductor acelerado, con poco tiempo para trasladarse y también pendiente de una llamada telefónica por que dice "también tener la preferencia".

La educación vial es un concepto fundamental, contamos con leyes que regulan estos conceptos, como la de convivencia de modos, ley Emilia y la más reciente ley no chat. Sin embargo sin un buen fundamento o formación personal respecto de la convivencia, estas leyes son letra muerta. Muchas veces apelamos a la poca fiscalización de estas leyes, lo que es cierto, pero no podemos pretender la educación a coscorrones o pretender un carabinero en cada esquina. Se requiere educación en los hogares. Las estadísticas indican que 6 de cada 10 muertos en accidentes de tránsito son dentro de la ciudad y éstos representan el 85% del total de accidentes en Chile.

Atribuir la responsabilidad de los accidentes a la falta de fiscalización, es como atribuir la responsabilidad del exceso de velocidad a un reductor de velocidad o "lomo de toro". Sin duda en ambos casos la responsabilidad recae en los conductores y peatones, ya que somos los seres humanos, quienes en conciencia decidimos contestar el teléfono mientras atravesamos una calle o aceleramos nuestro vehículo por sobre la velocidad permitida, somos los seres humanos quienes decidimos emprender un viaje en carretera sin haber revisado las condiciones mecánicas de nuestro vehículo o pretendemos conducir por debajo de la velocidad normal de circulación en una carretera transitada.

Los accidentes de transito son 100% evitables, se ha demostrado que en todos estos es la acción humana el factor determinante que desencadena un evento que finaliza con pérdidas materiales o peor aún, humanas.

Javier E. Carmona Jofré

ingeniero en Medio Ambiente,

experto en Prevención de Riesgos