Cartas
Educación emocional
El retorno a clases presenciales, tras 2 años de virtualidad, ha generado una serie de trastornos en estudiantes y docentes, tanto a nivel de aprendizaje y, preocupantemente, en la capacidad de regularse emocionalmente. Sin dudas, el largo periodo de aula virtual provocó un retroceso en las capacidades de socializar y la vuelta al salón de clases deja de manifiesto la presencia de la agresividad, falta de atención en clases y ansiedad producto del estrés frente a la incertidumbre.
Según el Ministerio de Educación en sus Orientaciones para el Reencuentro Educativo, "El espacio educativo presencial es el que ofrece las mejores condiciones para el aprendizaje y el bienestar integral de niños, niñas y adolescentes" (Marzo, 2022).
Pero la solución que se suscita frente a esta nueva realidad educacional no es tan simple. Tanto docentes, como directivos y asistentes de la educación, también forman parte del problema. La falta de reconocimiento y desarrollo de sus propias competencias socioemocionales, necesarias para gestionar a los alumnos en el proceso de adaptación y adecuación a esta nueva realidad presencial, y la necesidad pedagógica de recuperar la enseñanza focalizándose en lo teórico educativo, no siempre deja el espacio necesario a la Educación Emocional.
Así, se dejan de lado aspectos claves a considerar en esta nueva etapa de formación, como lo son la escucha activa y empática para afrontar las consecuencias tras el aislamiento social, generando -en ocasiones- emociones obstaculizadoras del bienestar emocional, por la falta de crecimiento social propio de la interacción con sus pares. Lamentablemente, esto ha derivado en actos violentos, incluso hacia los mismos profesores.
¿Qué acciones tomar como docentes? El instalar la Educación Emocional como un proceso permanente en la vida de las personas y, en este caso, de estudiantes y profesores, permitirá que contemos con herramientas que permitan prevenir y regularnos emocionalmente.
Para aportar en la salud mental y bienestar emocional en el aula, se pueden implementar diferentes acciones de gestión emocional, como ejercicios de respiración consciente, pausas activas, escribir sobre nuestras emociones, practicar la escucha activa, etcétera.
Es fundamental comprender que éstas se enseñan a través del modelamiento, por lo cual, sencillamente no podemos enseñar aquello de lo que carecemos.
Paula Flores Miranda
Magister en Educación Emocional
directora Académica de la
Fundación Cumbayá