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La historia de las casi tres décadas de corporación PROA

Nació tras una conversación de tres amigos que buscaban cómo ayudar a la capital región. Ese momento marcó el inicio de una entidad fuertemente ligada a Antofagasta.
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Redacción

Madrugada del 18 de junio de 1991. Antofagasta ya llevaba varias horas con una lluvia intensa.

Poco después, un ruido comenzó a escucharse en las distintas quebradas del sector centro alto de la ciudad: el agua acumulada comenzaba a bajar, destruyendo viviendas, arrastrando autos, escombros y, lamentablemente, a vecinas y vecinos.

El aluvión, una de las peores catástrofes que ha vivido Antofagasta, dejó un saldo -según cifras oficiales- de 91 fallecidos y otros 19 desaparecidos.

Pero eso no fue lo único, porque en distintos puntos de la ciudad las toneladas de barro y escombros se acumularon… Así comenzó la tarea de retirar y limpiar la zona.

Inicios de proa

Carlos Tarragó, presidente de Corporación Pro Antofagasta, Proa, recuerda que en 1990 "a tres amigos, que no éramos antofagastinos, nos picó el bichito de colaborar de alguna forma a la ciudad donde vivíamos (...) Al año siguiente fue el aluvión, un momento dramático, por lo que hicimos el operativo 'Limpiemos con alegría la ciudad', el que se tradujo en el retiro de cientos de toneladas de escombros y barro, además de pintura de muros y plantación de árboles en la actual avenida Andrés Sabella".

Hasta esa fecha, aún no existía formalmente Proa. "Era una idea en nuestras cabezas aún", recuerda Tarragó.

Marzo de 1992. La naciente corporación en conjunto con el reconocido artista Mario Irarrázabal inauguraron uno de los símbolos turísticos de Antofagasta y de todo el norte: la Mano del Desierto, a 75 kilómetros al sur de la ciudad.

El presidente de Proa cuenta que el entusiasmo con el que trabajaron "estaba basado en la certeza de que íbamos a contribuir con una obra novedosa y única en nuestro entorno y que estaba llamada a ser un símbolo de la ciudad".

Tres meses después de su inauguración, en junio de 1992, Corporación Proa fue constituida legalmente y en sus 29 años de trayectoria recién cumplidos, se ha destacado en varios frentes: turismo, identidad y patrimonio, desarrollo comunitario y cultural.

Hitos

En las casi tres décadas de existencia de la corporación, son varios los hitos que se han logrado en beneficio de la comunidad.

En el ámbito turístico, aparte de la Mano del Desierto, otro de los hitos es el mural de Casa Gibbs, el cual "se ha convertido en uno de los puntos urbanos más fotografiados por quienes visitan la ciudad", explica Tarragó, quien luego agrega: "esto nos deja la enseñanza que, si la naturaleza no fue pródiga en dotarnos de tantas postales atractivas, la creatividad, voluntad, talento y esfuerzo humano pueden suplir en parte aquello, creando símbolos de gran significación".

En esa línea, está la remodelación de la Plaza Colón de Antofagasta y la puesta en valor de las Ruinas de Huanchaca, a mediados de los 90, "a través de concursos nacionales de anteproyectos de arquitectura".

Otro de los pilares de Proa es el de Identidad y Patrimonio, el cual -explica Pamela Ramírez, directora ejecutiva de la corporación- ha contribuido a destacar y reconocer los aportes y trayectorias de quienes forjaron Antofagasta.

Es por eso que, en los 29 años de funcionamiento, "Proa ha mantenido una línea editorial consecuente y coherente, editando 10 libros con 38 mil ejemplares que se han distribuido gratuitamente a los socios, bibliotecas y establecimientos educacionales de la región".

A lo que se suma la creación de rutas patrimoniales por el casco histórico de la ciudad, mostrando los edificios más emblemáticos y también otros murales patrimoniales, como el realizado en la ex ca-