Cartas
¿Regulación o regalo?
Señor director:
La indicación presentada en diciembre por los senadores Girardi y Quinteros al Proyecto de Ley de Fármacos II que se discute en la comisión mixta de Salud, se presenta como una forma de regular los altísimos precios de los medicamentos en Chile.
Sin embargo, esta indicación, que no fue vista en las comisiones de Salud de la Cámara ni del Senado, no hace tal cosa. No regula los precios, a lo más fija un margen a la comercialización por parte de las farmacias, pero sobre un precio inicial que establecen los laboratorios a su antojo.
Y en el caso de los medicamentos que no tengan alternativas terapéuticas, se establecerá un "precio máximo industrial", que no es otra cosa que un promedio de precios que se obtiene, mirando incluso mercados vecinos tanto o más abusados que el nuestro.
En resumen, un regalo a la industria farmacéutica, especialmente extranjera, dueña hoy de no menos del 70 u 80 % del mercado farmacéutico, quienes durante años se han dado el lujo en nuestro país, de cobrar precios extremadamente abusivos con sus medicamentos de marca u originales.
Ningún Gobierno o Poder Legislativo ha sido capaz de colocarle el "cascabel al gato".
Que la ciudadanía y ojalá las autoridades sanitarias saquen sus conclusiones respecto de esta nueva maniobra proteccionista disfrazada, como siempre, de "regulación", al igual que otras contenidas en diversos decretos, leyes o normativas.
Atentamente,
Daniel Zapata Zapata
Diálogos y acuerdos
Señor director:
La democracia se funda en la pluralidad de visiones y ello supone que los individuos poseemos convicciones e ideas diferentes. Esta diversidad es la base del diálogo y la voluntad de acuerdos. Todos los chilenos tenemos la tarea común de levantar una vez más a nuestro país. Lo hemos hecho antes y sin duda lo haremos de nuevo. Sin embargo, para ello es fundamental entender que es una tarea de todos y no solo de unos pocos; que para conseguirlo debemos remar todos para el mismo lado, porque nunca llegan a puerto los que se dedican a hundir el barco.
Herman Durán Urra