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Abraham Bugueño, el pampino de 94 años que le ganó al covid

Conocido como "el patriarca" en María Elena, estuvo internado más de un mes en Calama.
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Javier Andrónico Cangana

El coronavirus llegó a la pequeña comuna de María Elena a mediados de abril del 2020 y prácticamente por las mismas fechas Abraham Bugeño Navea, conocido en la pampa como "el patriarca" (por ser uno de los más longevos) contrajo el virus… Y gran parte de su familia también.

Mayo, junio y julio del año pasado fue el trimestre más difícil para la pequeña comuna de apenas siete mil habitantes. Es más, sólo en mayo se registraron casi 140 contagios, de los cuales decenas tuvieron que ser trasladados hasta el Hospital Regional de Antofagasta y sobre todo al Hospital Carlos Cisternas de Calama.

Abraham fue uno de ellos.

Estuvo más de un mes hospitalizado, con oxígeno y debatiéndose entre la vida y la muerte.... Pero ganó la batalla.

La Estrella se contactó con él y una de sus nietas, para conocer su historia.

"me faltaba oxígeno"

"Estaba atendiendo en mi negocio y me empezó un dolor de cabeza y decaimiento en el cuerpo y me faltaba el oxígeno. Mis hijas llamaron al consultorio, vino la doctora y me tomaron el PCR y por mi avanzada edad gestionaron de inmediato el traslado al Hospital de Calama".

Lo anterior ocurrió en abril, pero desde el traslado hacia Calama y durante varias semanas, hay una nebulosa en los recuerdos del "patriarca". "La verdad es que no me acuerdo… Estuve como un mes y medio hospitalizado".

Era tan crítica la situación de Abraham que "los doctores pensaban que no iba a regresar, por mi avanzada edad (93 en ese momento)".

Pero la historia fue otra.

Según relata Abraham sacó fuerza de pampino y venció al covid y a fines de mayo regresó a María Elena y fue aplaudido por decenas de vecinos que estuvieron semanas preocupados por su salud y la de su familia.

"Fue muy bonito el apoyo de los pampinos y por supuesto de toda mi familia", recuerda.

Más hospitalizados

Marta Echeverría, nieta del matrimonio de Abraham Bugueño junto a María Elena Pérez, fue una de las varias familiares que estuvo al pie del cañón en sus cuidados.

Y es que además del "patriarca", también se contagió su señora, de 84 años y quien tiene alzheimer, pero afortunadamente ella no necesitó hospitalización.

Sin embargo, otros cinco descendientes del longevo matrimonio también contrajeron el virus y fueron traslados a Calama para ser hospitalizados.

"Una prima y yo, que no nos contagiamos, éramos las encargadas de llamar al (Hospital) Carlos Cisternas preguntando todos los días por seis familiares que estaban allí y algunos bien complicados, con oxígeno y todo, pero lo bueno es que como se los llevaron inmediatamente -antes de saber el resultado del PCR incluso- pudieron atenderlos bien y no hubo problemas. Pero fueron semanas muy difíciles como familia, porque de verdad pensábamos que nuestro tata se nos podía ir. Lo bueno es que le ganó al virus y aquí lo tenemos", cuenta Marta, muy emocionada.

"Pensé que la ansiedad me la estaba ganando"

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Olivia, joven profesional que trabaja en una escuela básica de la CMDS de Antofagasta en el Programa de Integración Escolar, contrajo el virus hace poco, en febrero, pero aquello sólo fue la cúlmine de casi un año de trastornos de ansiedad y sentimientos de culpa.

Según cuenta, ya los tiene mucho más controlados, pero durante los primeros meses de la crisis sanitaria "sentí que la ansiedad me la iba a ganar".

Olivia vive con sus padres y su pequeña hija y cuando ella fue diagnosticada con covid positivo, toda su familia tuvo que realizar cuarentena por ser contactos estrechos.

Ahora, luego de finalizar el aislamiento, cuenta cómo fue vivir con trastornos del sueño y ansiedad por varios de los primeros meses de la pandemia.

Incertidumbre

"Marzo fue horrible. Como todos, tenía mucha incertidumbre por lo que se venía, tanto por mí en lo laboral (pasar al teletrabajo) como por mi hija. Además, por el desconocimiento del virus no salíamos a ningún lado, tanto así que no expuse a mi hija hasta unos seis meses después al supermercado, porque me daba ansiedad llevarla a lugares públicos o que jugara en la plaza con más niños".

"Eso, a su vez, la molestaba, ya que por su edad no podía comprender la situación de la pandemia, por lo que también me provocaba sentimientos de culpa".

Según cuenta Olivia, la ansiedad se le manifestaba principalmente con problemas para dormir. ¿La solución en ese momento? Trabajar en plena noche.

"En el día estaba con mi hija y desde las 12 de la noche me ponía a trabajar, hasta las 4:00. Así fue el primer par de meses, pero colapsé. Por lo que comencé a trabajar en mi ansiedad".

Esto fue allá por septiembre.

"Me compré una agenda para organizar mi trabajo y retomé las sesiones de terapia. Además empecé a hacer un diplomado en educación y eso me ha ayudado bastante a mantener mi ansiedad a raya, pero lo que más ha funcionado es el yoga y hacer ejercicio, porque así se transforma la energía mental en energía física", expresa la profesional quien hace poco más de una semana comenzó su trabajo online.

"Cuando nos dijeron que teníamos el virus, nos quedamos para dentro"

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Esther (58) y Antonio (61) se convirtieron, sin quererlo, en los primeros tocopillanos contagiados de covid… Por lo menos en ser los primeros con PCR positivo confirmado.

Aquello sucedió hace casi un año exacto atrás.

Han pasado 365 días; los contagios en el Puerto Salitrero (y en todo el mundo) siguieron aumentando y el estigma social por contraer el virus -como ocurrió en los primeros dos meses de pandemia- ya se terminó.

Este es el relato de los primeros tocopillanos con SARS-CoV-2.

Crucero

"El 5 de marzo (de 2020) empezamos nuestra travesía que sería viajar en crucero por el caribe, pero el barco lo debíamos tomar el 7 de marzo, entonces los días previos viajamos a Tacna, luego en avión a Lima y finalmente a Cartagena de Indias (Colombia), que era el lugar donde empezaba el crucero", relata Antonio.

Su esposa añade: "en el barco anduvimos por Jamaica y toda esa zona y cuando llegamos a Panamá ya nadie pudo bajar a tierra, porque había otros tres barcos con pasajeros con covid".

Según recuerda el matrimonio, en su crucero sólo estaban dejando bajar a quienes podían comprar un boleto de avión para regresar de inmediato a sus países. "De los tres mil pasajeros que éramos, quedamos 800 arriba del barco", cuenta Esther, "hasta que la compañía (del crucero) nos compró el pasaje y volamos de vuelta a Chile".

Llegada a tocopilla

El 16 de marzo del año pasado el matrimonio ya estaba en territorio nacional y la mañana del día siguiente arribaron a Tocopilla.

"Como precaución decidimos hacer cuarentena preventiva en nuestra casa, así que mi hija nos compró víveres para dos semanas y cuando llegamos, teníamos todo listo", relata Antonio, lo cual fue complementado por Esther: "cuando llegamos a Tocopilla mi hija nos avisó que en el hospital estaban tomando PCR, así que fuimos para salir de dudas".

"Al llegar, nos preguntaron por qué íbamos, y le dijimos que veníamos llegando de un crucero. Ahí el guardia gritó hacia adentro: '¡protocolo covid!' y nos dejaron cinco horas en una camilla, solos. Y ni siquiera teníamos síntomas. Al final, nos quedamos en el hospital y al día siguiente nos tomaron el PCR y a la otra mañana nos despertamos (en el hospital) y todos sabían que teníamos covid, menos nosotros", relata Esther.

Impactados

Al poco rato de despertar en una de las salas del Hospital Marcos Macuada de Tocopilla, el equipo médico les da la noticia: eran positivos.

"Nos quedamos para dentro, porque en ese momento este virus era muy nuevo, era casi sinónimo de morir", recuerda Esther.

Pero más allá de algunos problemas de salud de Antonio en el día ocho de cuarentena, no hubo más complicaciones… Donde sí hubo, fue en todo el papeleo administrativo de la Seremi de Salud para darlos de alta.

"Al final, tuvimos que hacer como 40 días de cuarentena hasta que por fin nos dieron el alta a ambos", ahora cuenta entre risas Esther, quien también llama a instalar aduanas sanitarias en los accesos de Tocopilla: "se necesitan con urgencia", finaliza.