Los renos de la última milla

Es verdad, siempre dejamos las compras navideñas para última hora, pero este año es especialmente problemático por todas las restricciones de la pandemia, razón por la que hoy más que nunca, una última milla bien estructurada se nota y puede marcar la diferencia para miles de personas.

Un regalo que llegó a tiempo, es sinónimo de un comercio que cumplió el plazo establecido, así como un servicio de despacho que reintentó el mismo día que no logró la entrega, no serán olvidados y seguramente les seguiremos comprando a futuro. El buen servicio se traduce en clientes fieles. Si el caso es el contrario, es muy probable que despotriquemos durante varios días de ese comercio que nos hizo quedar mal porque el regalo no llegó a tiempo, obviamente no recomendaremos la tienda y no volveremos a comprarle.

En estas fechas, en que muchos queremos enviar "un engañito" a seres queridos a quienes no podemos visitar, de nada sirven las ofertas, portales maravillosos, campañas de mail con cupones de descuento y cualquier otro beneficio del e-commerce si los renos no fueron bien alimentados y entrenados para su viaje más importante: la entrega de regalos de Navidad.

Una Navidad muy distinta

De pronto se nubló, era un día radiante, pero algo extraño sucedió.

La gente empezó a enfermarse

extrañamente. Nadie entendía lo que pasaba.

A los días se supo que un peligroso virus estaba acechando al mundo, el famoso coronavirus, y aunque era conocido su mecanismo de infección, era muy distinto a los otros.

El mundo entró prontamente en pánico y aunque algunos todavía no creen que el virus es real, las evidencias muestran lo contrario, porque empezó a fallecer mucha gente producto de lo mismo.

Con lo cual muy prontamente se decretó pandemia a nivel mundial.

Ya va un año desde aquello y todavía sigue activo y estamos a las puertas de la navidad. Por eso hay que cuidarse, pero lo mas importante es la vida y la salud. No te amontones en el banco ni en las tiendas, y a esos jóvenes que andan en la calle sin ninguna restricción, son como los asesinos silenciosos indirectos.

Por eso hoy le quiero pedir a Santa vida y salud para todo el mundo y que se lleve al coronavirus lejos al Polo Norte y ahí lo tenga congelado para siempre para que no siga devastando al mundo.

Feliz Navidad a todos, menos al coronavirus.

David Aguirre Yao