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"Si todos nos cuidamos vamos a cuidar al personal de salud"

El médico de la Unidad de Urgencia del HRA, Matías Castillo, recuerda los peores episodios de la pandemia y además comenta cómo el personal de salud se sobrepuso al estrés que afectó al equipo.
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Ricardo Muñoz Espinoza

En medio de los luminosos y frenéticos pasillos de la Unidad de Urgencia del Hospital Regional de Antofagasta (HRA), el médico Matías Castillo se da unos momentos de reflexión en las largas horas en las que se extiende el turno. Esta vez es un sábado en el que debe atender los pacientes que llegan hasta dicha área por diversas razones, un lugar en el que debido a la naturaleza de lo repentino de las emergencias, el ritmo es extenuante.

Castillo dice que ese ritmo es más o menos el mismo que se vivía en el peak de la pandemia, en junio y en julio pasado, pero con la diferencia de que aumentaron considerablemente los pacientes complejos de otras patologías distintas al Covid-19.

"Se ha visto lo que a nivel de pandemia se llama la segunda ola, que no es un segundo brote, sino que una segunda oleada de pacientes que son crónicos que se empiezan a descompensar. La carga de trabajo es muy similar al peak Covid, pero por otros tipos de pacientes. De hecho, el sector respiratorio está atendiendo pacientes graves pero de otras patologías que no son ni siquiera respiratorias", afirma el especialista.

Los peores momentos

El médico ya suma más de cinco años desde que llegó a la Urgencia, pero nunca había visto lo que le tocó presenciar cuando en los días más críticos acudían los pacientes víctimas del SARS-CoV-2, donde era la condición en la que consultaban, más que la cantidad, la que impactaba al equipo.

"Intubábamos como locos, entre cinco o seis intubaciones seguidas por turno", añade y como una forma de resumir esos momentos más complejos.

De ese tiempo recuerda que lo más impactante fue ver a jóvenes que no sabían el nivel de condición crítica en el que llegaban hasta la unidad, tanto que incluso había que conectarlos a ventilación mecánica.

"Lo que más me ha impactado es ver gente muy joven muy grave, porque estadísticamente de la población de adulto- joven la cantidad de enfermedades que llegan en etapas graves son mínimas, salvo que sean por accidentes u otras cosas. Pero ahora hemos visto una enfermedad infecciosa, coronavirus, en etapas muy graves en pacientes muy jóvenes".

"Creo que mi paciente más joven que intubé tenía 22 años. Y más teniendo en consideración la forma en que se presenta esta enfermedad, que tiene algo que se llama la hipoxia silente, que a nivel sanguíneo tiene mal intercambio gaseoso, pero el paciente no se siente ahogado. La persona no suele sentir el ahogo en las fases iniciales de la etapa grave de la enfermedad".

En ese punto a Castillo le tocó tomar la decisión de decirles a esos pacientes que debían ser intubados, mientras ellos aparentaban estar sanos, incluso chateando en Whatsapp o viendo videos en el teléfono para pasar el tiempo dentro de la unidad de emergencias mientras esperaban su diagnóstico.

"Eso a uno como médico le choca, porque habitualmente uno intuba a pacientes que están prácticamente inconscientes y muy mal", agrega y reflexiona que debido a la condición especial de aislamiento de casos Covid, lamentablemente el médico, el TENS, la enfermera o el auxiliar son las últimas personas que los pacientes llegan a ver o con las que pudieron conversar antes de ser intubados y, en el peor escenario, si es que no despiertan de la ventilación.

Estrés

Esos episodios, el estrés de la pandemia en sí, el riesgo de contagio de los funcionarios de la salud, llevar el Covid al hogar y por lo tanto contagiar a la familia y por loque varios decidieron cambiar de residencia, más el hecho de que algunos compañeros tenían a sus seres queridos lejos en otras ciudades y no podían viajar por las medidas de confinamiento, generó el estrés en el equipo.

Castillo era uno de los que también fue afectado. Más aún porque debido a la pandemia la condición de "normalidad" había cambiado radicalmente: sus clases de docencia médica a universitarios ahora debía hacerlas de manera remota, al igual que la atención de consultas de pacientes fuera de la Urgencia.

"En lo personal me considero una persona que maneja muy bien el estrés, pero debo reconocer que este periodo que estamos viviendo traspasó todo límite, desde mi punto de vista emocional. Viví muchas emociones durante esta pandemia y hubo momentos en donde daban ganas de tirar la esponja".

Eso también fue lo que vivieron sus compañeros: "se veía agotamiento. Hubo encuentros personales, gente que tú veías que antes eran muy amigos, después empezaron a pelear por puras tonteras, discutían mucho. En el turno uno lograba ver que las relaciones se empezaban a quebrar en lo laboral, como en lo personal. Eso fue culpa del estrés".

Había quienes consideraron tomar licencia para estar en sus casas, pero el encierro los hacía desistir pensando que podría ser peor. Es por eso que fue clave la atención psicológica que implementó la unidad para sobreponerse a toda la adversidad causada por ese estrés.

Así, se habilitaron los "Espacios Seguros", una sala en la que cualquier funcionario que sintiera que ya no podía más, podía pedir conversar con el psicólogo y tener una guía de cómo enfrentar esta situación que no se había afrontado antes, al menos en los últimos 100 años. Eso marcó la diferencia y con el apoyo entre todos pudieron sacar el barco de aquellas aguas más tormentosas.

Mensaje

Es entonces cuando Castillo reitera el llamado a la comunidad a entender lo que significa esta pandemia y cómo les ha afectado a todos, no sólo a los pacientes, sino que también a los funcionarios de la salud.

"Ojalá todos tengan claro que esto no es algo conspiracional, no es un chiste, no es algo divertido, esto es una pandemia real, un virus que del 100% de los que se enferman el 4% hará un cuadro grave. Eso es un porcentaje bajo, pero si lo multiplicamos por la cantidad de gente que hay en el mundo, el número de personas graves es alta".

"Todos echamos de menos nuestras familias... llevo casi siete meses sin ver a mis padres. Entonces todos estamos haciendo sacrificios por esta pandemia.Si todos nos cuidamos, vamos a cuidar al personal de la salud y así vamos a estar todos disponibles y con la fuerza mental y física necesaria para poder ayudarlos a todos a salir de cualquier enfermedad sea o no Covid".

"Lo que más me impactó fue ver a gente joven muy grave. El paciente más joven que intubé tenía 22 años"

Matías Castillo, médico de Urgencia del HRA.