Por Ámbar
Estimado director:
Después de saber quién asesinó a Ámbar. ¿Las máximas autoridades de los tres poderes del Estado encabezarán una profunda investigación de todo el proceso, hasta en los mínimos detalles, que finalmente llevó a otorgarle la libertad condicional a quién terminó quitándole la vida a Ámbar?
Primeramente, su familia, sus vecinos, las chilenas y los chilenos, deben tener de las autoridades mencionadas, rápidamente una contundente, clara y detallada respuesta que deje atrás de una buena vez, la sensación de que en Chile, quienes tienen cargos de altas responsabilidades, digamos parlamentarios, funcionarios públicos, empresarios, entre otros, que no hacen en forma correcta sus labores, cumpliendo al pie de la letra la legislación vigente, hasta en los puntos y las comas, que entre paréntesis, sí se aplican duramente para el general de los ciudadanos. Finalmente no les pasa nada a estos personeros, absolutamente nada, terminan con escuálidas multas o clases de ética, etcétera, y con comentarios de sus pares, tales como, hizo lo mejor posible, estaba cargada de pega, es que siempre se había hecho así y se podría seguir enumerando.
Está más que claro que hoy esas disculpas no le sirven de nada a Ámbar.
Por el respeto que se merece Ámbar, que lamentablemente todo Chile supo de ella, por ser una víctima fatal de la violencia, no antes, cuando ya tenía problemas en su convivencia diaria, se hace perentorio tener una respuesta, para saber de una vez, cómo y quienes realizan estos procesos en Chile, y sí existieran errores manifiestos durante el proceso en cuestión, deberán ser asumidos por quienes corresponda plenamente, en la forma y el fondo.
Sí es verdad, usted tiene toda la razón, nada, absolutamente nada nos devolverá a Ámbar con vida, pero debemos estar de acuerdo que alguna vez en Chile debe existir un alto precio que pagar, cuando importantes autoridades públicas y privadas, toman importantes decisiones sin guardar un férreo respeto a las leyes vigentes, y menos por los terceros que podrían ser afectados, porque la sensación que hoy existe, es que nunca, pero nunca les pasa nada.
Por Ámbar, nunca más en Chile, nuestras más altas autoridades de los tres poderes del Estado y sus dirigidos deben terminar de ser muy diligentes actores reactivos, si no que más bien, se requiere que comiencen de una vez a ser protagonistas proactivos al 100%, por Ámbar.
Luis Enrique Soler Milla