Cartas
Hasta siempre amigo, Mario Matujara
Te fuiste así, lentamente en silencio. Sin avisar y nos dejaste un gran
vacío en el alma.
Me acordaba siempre cuando me decías: oye cuando va a temblar y nos largábamos a reír sin parar.
Ya no veré tu mirada ni tu manera de andar, porque donde ahora te has ido solo se puede soñar.
Duele tu partida, pues aún no era tu tiempo. De no ser por esa enfermedad que te aquejaba.
Pero creo que estás en un hermoso lugar lleno de campos y de flores bellas y eternas, sin final.
Sé que esto no es el acabo de todo, siempre he sostenido que hay mucho más de los momentos vividos que ya no volverán.
¿Mario, hay empanadas? Te voy a preguntar y sé que vas a escuchar, porque tu recuerdo con el tiempo no se irá.
Quedará en nuestras mentes aunque tú ya no estés, porque los buenos amigos no se pueden olvidar.
Descansa amigo Mario y desde esas estrellas que brillan, de ahí nos mirarás y cada fulgor, un guiño de tus ojos será, porque un amigo nunca se va, al contrario siempre vivirá.
David Aguirre Yao
¿Y después que cante Gardel?
Estimado director:
¿Les bastará a senadores y diputados con haber aprobado el retiro del 10 %, para empezar hacer cambiar la paupérrima opinión e imagen, que hoy tiene la ciudadanía de ellos?
El mito urbano, cuenta que el día que "Cantaba Gardel", todos sus amigos, conocidos, los aparecidos, etcétera, quedaban muy satisfechos y felices con lo que comían y bailaban; y a partir del día siguiente, se quedaban esperando, la próxima vez que cantara el Zorzal criollo de nuevo". Tan Tan...
"A buen entendedor, muy poquitas palabras"
Luis Enrique Soler Milla