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"Era una de las vecinas más queridas. Fue una gran pérdida para Quillagua"

Pobladoras recuerdan a quillagüeña de origen aymara fallecida por Covid.
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Javier Andrónico Cangana

El fallecimiento de la primera persona de Quillagua: doña Felisa Albornoz, a causa del coronavirus afectó fuertemente a la comunidad, la cual ni siquiera alcanza a los 200 habitantes.

Y es que la víctima fatal era conocida por todos los quillagüeños porque además era una de las pobladoras con más edad y pertenecía a la comunidad aymara de Quillagua.

Doña Felisa, que tenía 83 años, es descrita por sus cercanas y vecinas como "una persona muy especial. La gente la quería mucho. Fue una gran pérdida para la comunidad".

Muy joven

Mariel Castro, quillagüeña histórica y coordinadora de la agrupación de adultos mayores "Chakayza", se emocionó mucho al enterarse de la triste noticia, debido a que "con ella se fueron muchos recuerdos de nuestro pueblo".

Según recuerda Mariel, la querida Felisa llegó al valle de Quillagua "hace muchísimos años. Ella llegó jovencita y aquí se casó y tuvo a sus hijos y nietos. Hizo toda su vida aquí, por eso todos la querían mucho".

La pobladora relata que su amiga era conocida por su pan amasado, el cual "era muy rico y todos los días uno iba a su casa y le compraba su pan. Incluso ella regalaba un pancito cuando veía a algún niño que iba a la escuela", expresa Mariel Castro.

Al preguntarle por la ciudad de origen de Felisa, Mariel no lo tiene muy claro, debido a la diferencia de edad. "Mi papá me decía que ella llegó desde unas quebradas del sector de Huatacondo (Región de Tarapacá), pero quizás en qué año. Hace mucho, mucho tiempo", explica.

Museo

Magdalena Núñez, una quillagüeña adoptada, oriunda de Antofagasta, también se mostró muy afectada por el deceso de la querida vecina, especialmente porque -además de ser conocida por la venta de pan amasado- era quien administraba el museo de Quillagua.

"Ella colaboró mucho tiempo en el museo. Tenía las llaves y cuando venían turistas o visitantes al pueblo, ella abría y les mostraba el museo, donde se cuenta toda la historia de este valle", relata Magdalena.

Por su parte, Violeta Oxa, quillagüeña y secretaria de la comunidad aymara también no pudo creer la noticia del deceso de su amiga Felisa, de calle "Escuela".

"Fue una noticia muy fuerte. Aquí (Quillagua) somos tan poquitos y todos nos conocemos, por lo que su deceso fue muy triste", comenta Violeta.

Funerales

Debido a que la causa de fallecimiento de doña Felisa Albornoz fue Covid-19, los protocolos para sus funerales fueron súper estrictos y con muy pocas personas, básicamente sólo la familia directa. Es decir, totalmente diferente a los funerales que realiza la comunidad aymara. Por ende, los quillagüeños aún están muy afectados, tanto porque se fue una histórica vecina y también por la forma en que la despidieron.

"Fue muy triste su adiós, porque no pudimos darle la despedida que se merecía. Yo tengo mucha pena porque no pude ir al cementerio. Ojalá, cuando todo esto pase, podamos decir las palabras que quedaron en la mente y corazón", expresa Mariel muy emocionada.

Muy similar fueron los dichos de Magdalena, quien tuvo la misión de tocar la campana de la iglesia, completamente vacía, cuando pasó por fuera la carroza rumbo al camposanto altiplánico. "Por la pandemia, los quillagüeños despedimos a nuestra vecina desde nuestras casas, con globos y pañuelos blancos", finalizó.

280 kilómetros es la distancia entre Antofagasta y Quillagua, en la frontera con la R. de Tarapacá.

3 quillagüeños se matienen realizando cuarentena luego de contraer coronavirus.

Cementerio abre sólo para trámites y servicios funerarios

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El Cementerio General de Tocopilla continúa con sus puertas cerradas al público desde la mañana del miércoles 24 de junio, es decir, el primer día de cuarentena obligatoria en la ciudad.

Desde aquella jornada el camposanto tocopillano no permite el ingreso de ninguna persona, sólo quienes deben realizar trámites por el deceso de algún familiar o los que ingresan a sepultar a un ser querido.

Debido a la crisis sanitaria y por protocolos del Ministerio de Salud, para los funerales sólo permiten un ingreso de 20 personas como máximo y, según informaron desde el propio cementerio, "aquí han respetado bien esta instrucción y en estos meses hemos tenido menos de 20 personas en las sepulturas", expresó Isabel Cortés, administradora del camposanto.

Además de esto, indicó la administradora, en cada servicio funerario hay personal del propio cementerio que, en la puerta de acceso, toma la temperatura a todos los deudos.

"Tenemos que tomar los resguardos, tanto para la familia como también nuestros funcionarios", expresó Cortés.

Respecto a la fecha de reapertura del camposanto, desde la administración indicaron que no tienen definido ningún día, "ya que dependerá de la fecha en que levanten definitivamente la cuarentena".