Cartas
Ojo con el abuso de dispositivos móviles
Señor director:
La pandemia ha traído consigo un aumento de las interacciones en el mundo digital. En este marco, el uso de dispositivos electrónicos como el celular, los computadores y la televisión inteligente, son una opción para mantenerse informado, entretenido y abastecido para la vida diaria.
Antes del Covid-19, Chile era uno de los países OCDE con una de las tasas más altas de 'consumo extremo de internet'.
Datos no menores son los aportados en su momento por la encuesta CASEN 2017, que arrojó que el 13% de los niños de 5 años tenía celular, ascendiendo a 50% en niños de 10 años y a 95% en adolescentes de 18 años. El sondeo también dio cuenta que la utilización de estos artefactos se extendía por 6,8 horas diarias aproximadamente, escenario que debe haberse intensificado con el confinamiento.
Con la correcta supervisión, el uso de dispositivos inteligentes puede ser un factor de estimulación en niños pequeños, favorecer la comunicación a distancia en tiempos de distanciamiento social y ser una ayuda para la búsqueda de información y aprendizajes en escolares, adolescentes e incluso adultos. Sin embargo, el uso en exceso genera múltiples problemas y peligros.
Los efectos negativos se aprecian a nivel neuronal, influyendo en el desarrollo cognitivo y social de los niños, generando dificultades para controlar los impulsos y la ira. Dependiendo de la cantidad de horas utilizadas y la cercanía con las horas de sueño, afectará la conciliación de este y su calidad, repercutiendo en mayor ansiedad, posibilidades de depresión y afectando la regulación del crecimiento.
Otro punto para considerar es la posibilidad de que se genere adicción a los dispositivos, lo que conlleva a una disminución en la profundidad de las relaciones sociales, reduce la capacidad de mantener la atención, produce fatiga ocular y no promueve la actividad física, También hay que tener ojo con las relaciones maliciosas que pueden facilitar estas tecnologías. Sabemos que existe un aumento considerable en las extorsiones a los niños por parte de otros niños, adolescentes y adultos, latente exposición a pornografía, redes de pedofilia y pederastia, acceso a la violencia y contenidos inadecuados en general.
La clave es establecer horarios, estar al tanto de las aplicaciones que utilizan y explicarles acerca de los peligros que tienen estas herramientas y el internet.
Pavel Cuevas,
académico Terapia Ocupacional
Universidad San Sebastián