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Antofagastino que estuvo con ventilación mecánica tras contagiarse de Covid-19: "Mi vida pendía de un hilo"

David Janco estuvo 14 días internado, nueve de ellos en coma inducido. Nunca imaginó la gravedad con la que lo atacaría el virus. Es por eso que tras recuperarse llama a todos a tomar conciencia.
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Ricardo Muñoz Espinoza

"El cuerpo tiene memoria". Esa fue la frase que le dijeron las enfermeras y los demás miembros del personal médico cuando comenzó a recuperarse, recordando así cuando años antes se dedicaba a la vida deportiva, el running y practicar media maratón.

Esa vida de actividad física y una fe inquebrantable es lo que David Janco (48) hoy atribuye al porqué puede contar su historia, luego de haber estado 14 días en la Clínica Antofagasta, nueve de los cuales permaneció en coma inducido, intubado y el resto del tiempo conectado a respirador mecánico, tras haberse contagiado con Covid-19. "Mi vida pendía de un hilo", dice como una forma de graficar su gravedad.

Toco comenzó en marzo pasado, cuando aún ni siquiera era obligación el uso de mascarillas en los espacios públicos. La pandemia en Antofagasta apenas estaba iniciando y se reportaban los primeros brotes, como el que afectó a La Vega.

David, de profesión contador auditor e ingeniero comercial, dice que tal vez ahí se contagió. Era el domingo 15 cuando estuvo ahí comprando. La cuenta dio prácticamente exacto el plazo: pasaron las dos semanas y a fines del mes recién aparecieron los síntomas. "Lo primero que tuve fue una molestia en la garganta, después como con la sensación de calor/frío y 38 de temperatura. Eso empezó el sábado, pasó el domingo y el lunes 30 fui a la clínica y me intubaron esa misma noche, estuve nueve días en coma inducido".

Días antes se había aplicado el examen PCR, pero el resultado se mantuvo a la espera y llegó cuando ya estaba internado… el personal de salud ya había asumido que David era portador de coronavirus. Así, se convertiría en el primer paciente Covid-19 del recinto médico con un estado crítico.

"Es primera vez que pasó una situación así. Anteriormente, me habían operado de la vesícula hace 11 años. Entonces cuando te dicen que te van a intubar es ¡guau!, es complicado. Me gusta ver harto los canales internacionales en el cable y es por eso que entendía más o menos lo que significaba. Yo soy bien positivo y le recé de corazón a Dios, que fuera voluntad de Él y que si me llegara a pasar algo que mi hijo de ocho años tuviera todo el apoyo del mundo", recuerda.

Familia

El virus no solamente lo afectó a él, sino que también a sus dos padres que estuvieron internados en distintos recintos de salud. La peor parte se la llevó su papá, quien también tuvo que necesitar ventilación.

En el domicilio de David el panorama fue favorable: solo su esposa contrajo el virus, aunque fue asintomática y pudo cumplir el aislamiento al interior del hogar. Afortunadamente, el virus no contagió a su hijo (8), hija mayor y a la pareja de ella, quienes residen en el mismo domicilio. Sin embargo, tuvieron que cargar con la angustia de la incertidumbre, de cadenas de oración diarias, a la que se sumaron también colegas y amigos de otras regiones.

"En las noticias decían que esto les afectaba más a los viejitos de 65, 70 años…pero jamás uno piensa que le puede tocar…", enfatiza.

"El doctor me dijo que tenía puestos los dos pies en el cajón", afirma David, quien con el correr de los días poco a poco fue mejorando y dejando ese estado crítico que lo mantuvo en riesgo vital, tiempo en el que mantenía comunicación con su familia a través de las videollamadas.

"Me sacaron el ventilador mecánico el 13 de abril y al día siguiente ya empecé a comer comida sólida, porque siempre he sido muy activo, de mucha energía y de practicar deporte. Me pesaron y tenía muy poco peso. Entré con 86 kilos a la clínica y cuando me despertaron estaba pesando un poco más de 70 kg", perdiendo así aproximadamente un 20% de la masa muscular.

Mensaje

David reflexiona sobre lo vivido. En febrero del año pasado él, su mujer e hijo, eran parte de los 14 lesionados que viajaban a bordo de una micro cuando el tren colisionó en uno de sus costados contra la máquina de pasajeros... "Pero esto fue mucho más extremo porque mi vida estuvo en peligro. Creo que aún me faltan cosas por hacer… todo lo que pasó es una anécdota importante en mi vida. Soy un agradecido de Dios, de mi familia, de mis amigos que rezaron, por darme una nueva oportunidad de vivir…. Se le da un nuevo sentido a la vida".

Finalmente, lanza un mensaje de conciencia a toda la comunidad, especialmente a quienes aún no le toman el peso a la importancia del autocuidado: "Da como entre pena rabia… hay gente que no le toma el peso a esto, creen que no les va a pasar. Ahora es distinto porque cuando a mí me pasó no había una cultura del tema, cuando se decía que sólo los que estaban enfermos tenían que usar mascarilla, en cambio ahora no. Entonces, a mí me sorprende ver personas que estaban sin permisos, familias y con niños sin mascarillas en las calles. No saben el riesgo que provoca… Cada uno tiene que cuidarse. Nadie está libre".