Cartas
El peligro de las sectas religiosas
Señor director:
Este martes fue detenida Natalia Guerra, madre del bebé sacrificado por Ramón Castillo, conocido como Antares de la Luz, en un ritual de la Secta de Colliguay en 2012. Ella fue condenada por el delito de parricidio el año 2017, junto a otras cinco personas involucradas. El tiempo prófuga confirma su lucidez y su capacidad de autodeterminación.
Hoy, la falta de sentido existencial y la ausencia de ideologías predominantes, nos llama a estar atentos a los factores de riesgo asociados a la ocurrencia de hechos violentos en el contexto de sectas religiosas, pues todo indica que se trata de un fenómeno social que llegó para quedarse.
Es necesario estar alerta a, primero, la presencia de un líder mesiánico, un ser humano, considerado como divino, que tiene una misión especial que sólo él/ella puede realizar. La psiquiatría clasifica a estos líderes como personas con patologías mentales complejas, siendo diagnósticos comunes la psicosis con delirios de grandeza -que implica pérdida de la conexión con la realidad- y el trastorno narcisista grave con conductas psicopáticas. Segundo, a la obediencia incondicional, esto es, la disposición sin oposición a exponerse y a exponer a otros al daño, abuso e incluso a la muerte. Y, tercero, a aspectos contextuales que generan las condiciones gatillantes a nivel individual y/o grupal.
Se deben diseñar e implementar estrategias educativas para informar a la comunidad los peligros que representan los sistemas religiosos que utilizan técnicas de manipulación psicológica para inhibir el juicio crítico, de lo contrario, tendremos otros "Antares" y más víctimas.
Ana María Salinas M.
directora
Servicio de Psicología Integral
Universidad del Desarrollo
El mejor profesor del mundo
Estimado director:
Peter Tabichi, el mejor profesor del mundo (Global Teacher Prize 2019) que ejerce en Kenia, está de visita en Chile, entre varias recomendaciones que les hizo a sus colegas nacionales, estaban creer en sus alumnos, amar lo que haces y por último "Hablar menos y hacer más".
A buen entendedor, muy poquitas palabras.
Luis Enrique Soler Milla