Cartas
Cambios curriculares
Señor director:
He leído los análisis respecto a los cambios curriculares y la omisión de Historia y Educación Física en tercer y cuarto medio, donde pareciera que, con unas asignaturas nuevas acorde a los tiempos, es posible lograr las competencias del estudiante del siglo XXI que tanto se necesitan.
Ciertamente hay cosas que se deben conservar y otras que deben cambiar, pero no es posible pensar que con la ausencia de algunas asignaturas se logrará el anhelo de una educación coherente a los tiempos y necesidades futuras.
El problema de fondo no se toca, sigue incólume porque no cambia lo que debe cambiar: la racionalidad formativa, la concepción profunda de la formación de niños y jóvenes. No se reconoce a las nuevas generaciones. No se les reconoce en el desarrollo de las asignaturas ni que habitan en un mundo de la información. Tampoco la necesidad en el aula de iniciar tempranamente en la filosofía, emocionalidad e historicidad. Con ello no se reconoce que debe cambiar el espacio de aula y el modo de hacer clases.
La educación no se arregla con un par de asignaturas, ni con restar u omitir asignaturas. Es preciso ver lo que está pasando en la sala de clases, cómo estamos formando y en qué contexto.
Desde sus planteamientos técnicos el Mineduc tiene la obligación de avanzar hacia racionalidades formativas y espacios de aula que apunten a la clase bella de Mistral, del Humanismo Social de Hurtado, al aula como espacio de conversación, salir de colonialismos técnicos y generar espacios de experimentación pedagógica, donde ciencia, cultura, historia y filosofía son parte constitutiva y no optativa de una formación justa y necesaria.
Carmen Gloria Garrido,
directora
Laboratorio de Aprendizaje
Unab
Borrar la historia
Señor director:
Borrar la historia es someter a las personas a la ignorancia. ¿Cómo sabrán que, por ejemplo, hubo un Presidente que sumió al país a una de las peores crisis económicas y sociales? o ¿Cómo sabrán que estuvimos sumidos en la corrupción?
Carlos Burnes