Cartas
Diputados
Estimado director:
Exacto, preciso y conciso fue el diputado Pepe Auth cuando un tanto alterado manifestó que su par Raúl (Florcita Motuda) Alarcón "no sabe lo que está votando", situación que no es ninguna novedad para los que consideramos hace bastante tiempo que los requisitos que debe cumplir un chileno para postular a un escaño en nuestro Congreso Nacional, literalmente licencia secundaria y respirar, son en extremo exiguos, considerando las altas responsabilidades que tendrá cuando deba ejercer su cargo de ser elegido, ya sea legislando, fiscalizando y representando con su voto a sus electores en la forma y en el fondo.
Pero lo más preocupante e indolente de parte del propio diputado Alarcón es cuando adportas de iniciar su estadía en el Congreso declaraba: "No me voy a preparar mucho en cosas que no entiendo… para eso tengo un equipo que me apoya". Tal vez le faltó agregar "equipo de asesores que es pagado por todos los chilenos".
En resumen, es muy importante un juicio tan categórico de parte del diputado Auth, porque demuestra que también ellos se dan cuenta de la cuestionada calidad de sus noveles pares.
Pero lo más preocupante es que los casos similares son bastantes. Insto al diputado Pepe Auth a presentar un proyecto para modificar la Ley 20.516 del 11.07.2011, aumentando los requisitos para postular al Congreso Nacional, para que de una vez sean consecuentes con las responsabilidades del cargo de parlamentario, y así dejar atrás la inconsecuencia, que en nuestro Chile se exijan más requisitos para ser repartidor de pizzas en moto que para ser diputado de la república.
Luis Enrique Soler Milla
La otra vereda
Señor director:
La oposición nuevamente logra cierta unidad en contra del "negacionismo" en torno a la figura de Pinochet.
¿De verdad no tienen ni una sola propuesta seria al país?
Lo pregunto, pues su rol de oposición no ha sido ni constructivo, ni tampoco fundamentado en paradigmas filosóficos. Han caído en una estado calamitoso en donde "criticar por criticar" parece doctrina sin reflexión.
Natalia Véliz