Un paseo por la historia del barrio Ana Giglia Zappa
Vecino se planteó el desafío de rescatar el pasado de sus calles y el resultado fue el libro titulado "La Población Ana Giglia Zappa: La Memoria de su Historia".
La historia de las poblaciones y barrios de Antofagasta muchas veces se pierden con el tiempo a medida que pasan los años y sus pobladores las albergan en su memoria con sus hermosos recuerdos y nostalgia de sus años mozos, citando muchas veces que todo tiempo pasado fue mejor.
Con estas palabras comienza la reflexión de Johny Valdés Morgado, poblador de la población Ana Giglia Zappa quien sin experiencia en publicaciones, de ningún tipo, se planteó el desafío de recuperar el pasado que su mente y vecinos atesoraban.
Apoyado frente a un extravagante mural del club deportivo de su barrio, el "KC and The Sunshine Band", el autor adelanta a La Estrella los principales hechos de su libro titulado "La Población Ana Giglia Zappa: La Memoria de su Historia".
"Nacido y criado"
Fue a comienzos de abril de 1960 que la Empresa Constructora Edmundo Pérez Zujovic empezó a construir las primeras 259 casas diseñadas por la Fundación de Viviendas y Asistencia Social.
Living-comedor, tres dormitorios y un clóset, además de un patio donde se ubicaba la cocina y el baño, todo en bloques de yeso y grafito. Eso era lo que los esperaba en dicha zona del para ese entonces, sector norte de la capital regional.
Lo único que había era la Granja Kútulas, donde las personas iban diariamente a comprar sus huevitos o gallinas.
Johny lo recuerda clarito y con mucho cariño: "yo soy nacido y criado aquí. Llegué con mis padres en los años sesenta, cuando esto se inauguró. Con un montón de familias más".
"Las condiciones aquí eran muy precarias. Porque acá, subiendo por calle Paraguay, era lo último que había en construcción. Esto era lo último que había... Y al frente era un peladero total como lo explico en el libro", comenta.
El sector se creó gracias a la mencionada corporación de asistencia social, desde donde se inscribieron a todas las personas que postulaban por intermedio de las cooperativas de la época.
"Llegó mucha gente de Vialidad por ejemplo... Y de otros sectores, de otras empresas. Entonces se acumuló mucha gente que llegó a vivir acá. Le dieron preferencia a la gente con más pobreza y el problema en ese tiempo era que muchas familias tenían muchos hijos", menciona el hombre que se define como un poblador de oficio soldador.
Con muchos de los domicilios colmados, la población se inaugura el 6 de mayo del año 1961. Pero ya en el mes de noviembre anterior (en 1960) se entregaron las primeras 45 casas por razón de urgencias que la asistente social, la señora Iris Miranda, determinó. "Ella le dio preferencia a los casos más urgentes... [Quienes llegaron] se encontraron con que la población todavía estaba en pañales", añade.
La inauguración estuvo a cargo del monseñor Francisco de Borja Valenzuela, en un acto que contó además con el intendente Néstor del Fierro y el alcalde Santiago Gajardo.
Las primeras cuatro casas siguen en pie en la calle Quillagua. Ahí se encontraba lo que en aquel tiempo denominaban como "la administración", el lugar donde los nuevos vecinos tenían que ir a buscar las llaves de sus domicilios. Inmuebles que dicho sea de paso, eran desconocidos por sus futuros propietarios, quienes tampoco sabían en qué calles se ubicaban. Johny cuenta que el administrador leía una lista y les avisaba: "ya, les correspondió la casa del pasaje...", y les pasaba sus llaves.
Campeonatos
Conectados con varios barrios -especialmente con la Corvallis, que fue entregada en el 62- empezaron a organizar campeonatos de fútbol, básquetbol y beibi, entre otros. Con los años las pichangas se multiplicaron contra las poblaciones Santiago Amengual, Pablo Kruger (El Olivar), la Población Chile y todo el sector del Salar del Carmen.
En sus calles existieron varias canchas que con los años fueron expropiadas o simplemente reemplazadas por otros espacios urbanos, como el caso de la actual Av. Salvador Allende.
Los pobladores se empiezan a organizar y crean la Asociación Deportiva y Social Ana Giglia Zappa, y como había mucha juventud, empiezan a crear distintos equipos, siendo el primero uno de fútbol que se llamaba Anglizap Sporting (1964), cuya sede estaba en la casa de don Luis López en el pasaje Tirana. Curiosamente era la misma sede del grupo musical los Mercury Boys, unos permanentes en los festivales de la voz de esos años.
"Primero se organizan campeonatos con los equipos internos, porque después nace el Toconce Unido, el Teniente Merino, el Huachipato, el Independiente Caspana... Entonces la mayoría de los clubes llevaban los nombres de sus pasajes y jugaban en estas canchas y en la cancha de la Corvallis que estaba arriba", menciona entre otros varios equipos que mojaban la camiseta por sus vecinos. "Se creaban bonitos campeonatos", agrega.
Uno de los equipos más famosos, tanto a nivel local como provincial, fue el Juventud Sporting. Pero el que por lejos tuvo mayor éxito fue el "KC and The Sunshine Band", claro que no por sus logros deportivos, sino porque con los años el mismísimo "KC" (Harry Wayne Casey), vocalista, tecladista y fundador de la banda, agradeció cuando vino al Festival de Antofagasta, el reconocimiento que desde la Ana Giglia Zappa se les entregó por décadas.
Actualidad
El libro abarca desde la creación de la población hasta la actual directiva. Menciona la historia de los proyectos comunitarios y desde luego el estilo de vida de quienes por ahí vivían.
Johny dice que su intención nunca fue la de ganar dinero, de hecho en su mayoría este proyecto fue autofinanciado. Por eso una cosa en la que es insistente, mientras conversa con La Estrella, es en repetir que varias autoridades regionales se comprometieron a colaborar, pero finalmente aquello solo fue materializado por el diputado Esteban Velásquez.
Lo otro en lo que insiste, es que con el tiempo todo va cambiando. Con los años hechos delictuales han obligado a cambiar las prioridades de los pobladores. Mientras lo dice el autor señala la entrada de unas casas donde se puede apreciar sistemas de seguridad comunitarios.
"Hoy el factor principal es el resguardo de las casas, de las familias, cuidar los espacios contra la basura que la gente bota en cualquier lugar. Así que estamos en ese aspecto, tratando de orientar a la gente [...] Yo creo que la mirada del antofagastino hacia este barrio cambió. Como el deportes nos unió en los 60's, también ocurrió en los 70's, 80's y los 90's, pero después nos expropiaron de todas las canchas. Después llegan otras generaciones de jóvenes más rebeldes", narra.
En estas pocas palabras escritas en un diario es difícil abarcar todo lo que este apasionado vecino rescató en su desinteresado proyecto. Lo importante de su libro -concluye- es que los antofagastinos conozcan su pasado. No solo palabras podrá encontrar, también un interesante material fotográfico que reconoce a varias generaciones. Entre ellos quienes partieron para siempre con la dictadura.
Mientras se despide de La Estrella dos vecinas se le acercan y le agradecen con un beso. Comentan que tienen más fotos por si se le ocurre otro libro.