La historia tras la centenaria aceituna de Azapa
Uno de los olivos más antiguos tiene 439 años y además de producir aceite comestible, del árbol se preparaba aceite para lámparas de actos religiosos y la búsqueda de mineral en Potosí.
En medio del valle de Azapa, específicamente en el sector de Las Maitas, se guarda un verdadero tesoro. Se trata del olivo denominado Señor de Ocurica, árbol que tiene más de 400 años en la zona.
Los olivicultores aseguran que pueden existir en el valle, plantaciones más añosas. Sin embargo, el Señor de Ocurica es el único que consta con la certificación de la Universidad Tecnológica de Madrid, por lo que su plantación se estima fue en 1579, durante la colonización española.
La hacienda San Fernando es la que custodia el reconocido como "un verdadero monumento viviente". En la propiedad de Tomislav Bezmalinovic (90), un croata llegado a Arica en los 60, el olivo centenario comparte la tierra, el sol y el agua con otras plantaciones dispersas en las 13 hectáreas que el hombre mantiene en Las Maitas.
"La propiedad la adquirimos en el año 86 y desde entonces nos dedicamos a la producción", cuenta su hijo, Nicolás. Tomislav, en tanto, agrega que todos los días, sagradamente desde las 7 de la mañana, recorre el sitio, si no es arriba de un auto, lo hace en tractor.
"Es que cuando amas algo, no importan los fines de semana ni los feriados", cuenta en un español 'agringado'.
Inicios como lampante
Quienes se dedican a la olivicultura en Azapa destacan que los árboles fueron introducidos al suelo sudamericano por medio de estacas traídas desde los olivares de Sevilla, con autorización de la corona española para la producción de aceite "lampante" (para lámparas) para los ritos religiosos y la búsqueda de mineral en Potosí.
"Era un aceite para iluminación. La grasa de lobo marino que se utilizaba antes del olivo, humeaba mucho y era muy tóxica, por lo que no era buena materia prima", comenta Máximo Karl, director de la Asociación de Olivicultores del Valle de Azapa (Asova).
Volviendo al Señor de Ocurica, Karl destaca que un año debe haber tenido el árbol cuando el capitán Francis Drake llegó a la zona. "Uno cree que la llegada de los piratas a Arica fue un mito, pero es cierto. pues atacaban a los barcos que provenían de la mina y llevaban la plata. Drake fue uno de ellos, por lo que los olivos están cargados de historia", complementa Roxana Gardilcic, presidenta de la agrupación.
El valor del fruto
Con el paso del tiempo las aceitunas pasaron a tomar la importancia y prestigio que tienen actualmente. Sin ir más lejos, la de Azapa es considerada como una de las mejores del mundo, al nivel de la aceituna griega kalamata.
"Es la única que nos podría hacer la competencia. Nuestra producción se mantiene desde la Colonia, mientras otras partes olivareras nacieron y murieron como Tacna, que tiene unos 80 años de olivos. En Arica, en tanto, esta tradición ha sobrevivido por siglos", acota Gardilcic.
El sabor característico de la aceituna de Azapa se debe a su preparación básica. Además de la presencia de bacterias nativas que participan de la fermentación y le dan un gusto único en el mundo.
"El olivo es un árbol noble y fructífero que identifica a los integrantes de la comunidad azapeña, invitándolos naturalmente a transformarse en emblema patrimonial de la región", sentenció Karl.
La historia tras la centenaria aceituna de Azapa



