De predicar a practicar

Estimado director:

Dado los cerrados apoyos al triunfo de Maduro en Venezuela a todo evento, de las diputadas Cariola y Vallejos y del alcalde Jadue, para mantener el bienestar de los venezolanos, porque en una de esas, todo el mundo está equivocado, los chilenos estamos equivocados, y no es tan paupérrima la realidad que viven los propios venezolanos que muestran las noticias y que reafirman los líderes del mundo, sería justo que las diputadas Cariola y Vallejos y el alcalde Jadue, se les otorgue sendos permisos en sus obligaciones para que vayan a vivir a Venezuela, que disfruten "in situ" del prometedor futuro que nos describen que existe en Venezuela y que estarían gozando los venezolanos y después nos cuentan. Porque debemos estar de acuerdo que apoyar al sistema de gobierno de Maduro desde Chile, como lo hacen ellos tres, con suculentas dietas parlamentarias y sueldo de alcalde respectivamente, otras regalías y libertades que tienen en Chile, como comprar lo que deseen en comida y remedios por ejemplo, no tiene ninguna gracia, por lo que Cariola, Vallejos y Jadue, deben ser consecuentes, para que entre sus dichos y sus hechos no haya ningún trecho, o sea pasar de predicar a practicar.

Luis Enrique Soler Milla

Menú para tres

En un año chino regido por el perro. En el que incrementa la comunicación, el humor y el ingenio. Lo creí propicio para aventurarme al otro lado del globo. La idea era una sola. Probar la verdadera comida y derribar mitos del manducar oriental.

Al pisar territorio milenario. Las fragancias son intensas e invaden las cavidades nasales. Predominan olores a jengibres, maníes, durián e interiores en cocciones a vapor y fritas. En la cocina callejera reinan intestinos, guatitas y pescados. Muy lejano de nuestro querido chapsui.

Pero donde realmente el florilegio chino nos da cancha, tiro y lado. Es en los recursos marinos. Quedamos en una punta de alfiler. Y como no serlo. Son más de cinco mil años de culinaria. Viniendo de cocineros imperiales. Y como lo recuerda un refrán chino "La comida es el cielo de la gente".

El seafood es de otro mundo. De dimensiones siderales. Las bestias marinas, cazadas llegan de todos los confines del planeta para retozar en acuarios esperando con venia su futuro. Como deseosos de satisfacer, los millares de paladares que buscan frescura máxima.

Patos, gusanos, ranas, tortugas y demases terminan por encerrar el menú chino, que no es un mito. Y créanme, que allí se come de todo.