Cartas
Energía libre
En el último tiempo se han dado importantes cambios a nivel político, con nuevo Presidente y ministros. Con esto se hace imperativo hablar sobre los cambios necesarios en la industria eléctrica.
En el mercado eléctrico chileno, la ley 20.805 define como cliente libre a aquel cuya potencia conectada es superior a 5.000kW. Sin embargo, quienes ocupen entre 500kW y 5.000kW tienen el beneficio de elegir por un régimen de tarifa regulada o libre, y con esto permanecer por un mínimo de 4 años en la tarifa seleccionada.
El territorio libre ofrece ventajas como elegir entre distintos proveedores de energía, posicionarse estratégicamente, reducir costos de consumo, acceder a energía de fuentes renovables, y lo más importante, negociar precios y plazos según su demanda.
Es así como en los últimos dos años, ha aumentado la migración de clientes regulados al sector libre, incentivado principalmente por los bajos precios de energía generados gracias a la mayor oferta y competencia eléctrica.
Con el fin de ampliar estas ventajas a más consumidores, un paso clave es flexibilizar el límite de potencia conectada para optar al mercado libre, tal como hace más de 20 años buscaron con éxito Colombia, Panamá, España o Inglaterra. Esta reducción de barreras de entrada, irá acompañado de un nuevo participante, las "comercializadoras de energía", que desempeñan el rol de intermediario entre el cliente y el resto de la industria.
Liberar la industria energética trae consigo eliminar las distorsiones de todo ambiente regulado, atracción de mayor inversión, eliminación de monopolios verticales más los amplios beneficios del campo libre.
El desafío constante es reinventarse y evolucionar. El sector eléctrico no debe quedarse atrás, promoviendo cambios regulatorios, servicios sustentables y amigables con el planeta y con nosotros, sus habitantes.
Juan Francisco Friedl
Violencia contra las mujeres
La ministra Isabel Pla ha sido enfatica en su lucha contra la violencia de las mujeres, condenando con proactividad los hechos acaecidos en torno a femicidios y violencia en el pololeo, como el trágico caso de Antonia Garros.
La posición de la ministra no es sólo simbólica, es activa y de preocupación de que estos hechos no se vuelvan a repetir. Para evitar la violencia no es necesaria una ley, sino generar una cultura en todos los ámbitos que favorezca la sana convivencia.
Natalia Véliz