Cocina y afrodisiacos. Recetas del amor

Hoy sabemos que el bien cocinar, al igual que la pintura, la música o la literatura, es un arte. Y, ya desde Ovidio., nadie pone en duda que el bien amar, es asimismo, otro arte.

Y si las cosas bien hechas, decían los latinos, siempre agradan. ¿En qué medida pueden relacionarse la gastronomía y el amor?

Una cocina afrodisiaca ha de acertar en el colorido de los platos, en las formas de presentación de las viandas, en los perfumes y sabores de los alimentos y porque no, teatralizar con elegancia el espectáculo del servicio, soñado por la pareja.

Busque la conjunción de aromas, texturas, sabores y de placer para definir el gentil cuerpo de la amada, como se lee en el Cantar de los Cantares.

¡Qué deliciosos son tus amores, más que el vino!

Y si la literatura erótica del renacimiento exaltó aromas como el almizcle, usados para despertar el deseo. En los años felices de la década de 1920, lo fue el pachuli. Perfume de la tentación y del placer.

Hoy entonces busquémoslos en pescados, mariscos, cítricos y especias. Y demos rienda a la divinidad afrodisíaca.

El Loro Terco

Desde la plaza Condell se distingue la figura inconfundible de un representante de la familia de los psitácidas. Llama la atención a quienes visitan la ciudad esta ave prensora, que se alimenta de semillas, de lo que otros siembran o por descuido desechan, lo que deja en evidencia su mente plana, es decir, sin ideas propias, como diría un especialista en plumíferos.

Un ciudadano me advierte que con su imponente RUIDO ha logrado convencer a los demás pájaros de su poder para ocupar la copa del árbol más alto, lo compruebo cierta mañana que meditaba un proyecto interesante para el desarrollo tocopillano. Me fue imposible continuar debido al alboroto generado por el loro terco, tal vez, por "sentir" amenazado su espacio o su ego en aquel sitial transitorio.

Bueno, la información científica señala que este tipo loro terco aprende con facilidad algunas palabras, luego utiliza dicha herramienta repitiendo indistintamente los conceptos, dando a entender que los sabe pero que no comprende en absoluto lo que se intenta comunicar. Por ejemplo, es como si el bien común no tuviera importancia para nosotros y lo único valioso fuera imponer el propio criterio, porque no nos da para más.

En fin, sobre los colores y el tipo miope de vuelo que realiza expondré después, con el propósito de no confundirlo con una cacatúa o papagayo.

Iván Pinilla Roca