Cartas
Fin de año: la paradoja del autocuidado
El tercer trimestre del año llegó y para muchos esto significa agendas llenas de actividades de fin de año. Una época de celebraciones y cierres que debiera ser de alegría y sentido, se transforma en una de agobio que nos deja agotados en vez de renovados.
Es difícil, pero debemos ver de dónde podemos sacar energías para disfrutar estos momentos. Para ello se debe tomar conciencia de dónde proviene el cansancio y, al mismo tiempo, identificar qué cosas nos dan energía y nos renuevan.
Al reconocer esto podemos tomar decisiones que intencionalmente reflejen nuestras prioridades. De esa manera elegiremos a cuáles eventos asistir y a los que desistiremos. Hay que delegar en lo que sea posible, desprenderse de lo que no sirve, agendar y bloquear los tiempos personales para el descanso, actividad física y recreación.
En una sociedad basada en el rendimiento cuesta creer que haciendo menos habrá un mayor bienestar. Esta es la paradoja del autocuidado, cuando nos ponemos como prioridad nuestro bienestar somos más eficientes, estamos más concentrados y disfrutamos más de todas las cosas buenas que nos da la vida.
Alejandra Ibieta I.
El brindis
Con permiso de los presentes
y perdonen mi osadía
por nosotros y los ausentes
quiero expresar mi alegría.
En este instante festivo
la algazara nos invade
no quiero ser atrevido
estos versos he traído.
Son sencillos, no presumen
solo entregan un sentir
virtudes que se reúnen
¡Porque aquí sí es vivir!
Playa extensa, playa mía
Oh! que loca fantasía
con una sirena sueño
en tus arenas danzar.
De sus besos ser el dueño
siempre, siempre solo amar
los desiertos de mi tierra,
llenos de mágico encanto
emocionan tanto y tanto
con su majestad risueña
que nuestra alma se recoge
en honda meditación.
Lo misterioso atrae, nos ponemos a pensar mas de pronto nos despierta esta fiesta singular. Al levantar esta copa al instante por mis viejos, mis amigos, y por la linda cantante
por su éxito profesional y su felicidad personal... ¡Salud!
Versos originales, dedicados a la triunfal visita de Mon Laferte, que nos honra con su presencia.
Jorge Raúl Díaz Pacheco