Joven creó por su propia cuenta una mano protésica
Cristian Muñoz es estudiante de tercero medio del Liceo B-13. Dice que un día se inspiró con piezas de robot para ayudar a quienes tienen poca movilidad en sus manos.
Diversos fueron los experimentos y proyectos que se presentaron en la segunda versión de la "Fiesta de la Ciencia. Antofagasta, fuente de conocimiento universal", un evento que no sólo congregó a científicos e investigadores de la región, sino que también a talentosos jóvenes de establecimientos educacionales que aprovecharon la oportunidad para dar a conocer el trabajo que hacen en sus aulas.
Uno de los estudiantes que llamó la atención de los visitantes durante la primera jornada fue Cristian Muñoz, quien cursa tercero medio en el Liceo Domingo Herrera Rivera, B-13.
Ante la sorprendida mirada de los presentes, el estudiante que llegó hace siete años a Chile desde Ecuador, mostraba cómo funcionaba una 'mano protésica' hecha con piezas de robot, la cual él mismo diseñó y confeccionó.
El proyecto causó interés porque Cristian no estaba solo, sino que acompañado de su compañero de cuarto medio Camilo Contreras, con quien mostraba cómo se utilizaba, ya que éste tiene trombosis congénita, una enfermedad que no le permite mover con facilidad sus manos.
"Esta es una mano protésica que ayuda a Camilo a levantar ciertos objetos que no puede por sí solo. El proyecto nació porque me dio la inspiración de ayudar a alguien más y la hice a partir de la imaginación; fue ensayo y error. La primera era un poco más pequeña", cuenta Cristian, mientras le instala la prótesis robótica a su compañero para enseñar cómo funciona.
Explica que se demoró tres meses en confeccionarla. Iba algunos días a la semana - al terminar sus clases - al Laboratorio de Biología a cargo de la profesora Edith Fernández, quien le permitió utilizar las piezas y así armar su proyecto.
"Esta mano tiene la capacidad de tomar objetos, escribir, apretar y más. Va dependiendo de cómo se moldee a la persona. Se usa a través de una aplicación que permite su movimiento", cuenta Cristian, quien además confiesa que cada vez que iba al laboratorio, otros compañeros quedaban interesados en su trabajo.
"Al ver cómo yo la armaba algunos se quisieron sumar y me ayudaron a armar otros dos robots que son propiedad del liceo", indica.
Orgullo
La profesora Edith Fernández mira con orgullo a Cristian, quien comienza a mostrar la mano a más asistentes. Dice que hace cuatro años participó en el campeonato First Lego League, que le permitió tener las piezas.
"Los robots quedaron, los tengo en el laboratorio, entonces los niños en sus horas libres van creando los robots, los van programando y esa es la idea: que trabajen de acuerdo a los intereses de cada uno (…) Estoy feliz porque los robots se están utilizando y más porque Cristian hizo una mano que es especial para los niños del Programa de Integración Escolar (PIE), sobre todo para Camilo, por sus manitos que no puede mover bien. Camilo se la pone y Cristian la va manejando, escribe, toma las cosas, puede dibujar... Estamos contentos porque la creación es de ellos".
Cristian dice que no tiene muy claro aún qué va a estudiar, pero que desde siempre le ha apasionado la arquitectura, es bueno para dibujar y el diseño, pero claramente también para la robótica. "Me gustaría más adelante seguir haciendo robots, pero todo depende si tengo los recursos para hacerlo", cuenta.
Finalmente menciona que su familia está muy contenta porque trabaja en un proyecto que puede ayudar a los demás. Él por su parte finaliza diciendo que tras su llegada a Chile "me han acogido muy bien y he podido llegar muy lejos, más quizás que en mi propio país".