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Un edificio de Santiago es el nuevo lienzo de Luis Núñez

El artista chuquicamatino y su equipo hacen en la capital la única intervención de regiones invitada al festival "Hecho en Casa", que tiene a medio mundo viendo mariposas en la Torre Entel y al famoso pato gigante que se desinfló.
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Ignacio Araya, desde Santiago

Todo ocurre en la misma muralla. Arrimado arriba de una escalera de metal, el artista Dalibor Kurte prende un cigarro, bota un par de bocanadas de humo y toma la brocha para dar los últimos retoques de color al borde de una ventana que está casi lista. Un par de metros más allá, Benjamín Contador pinta un caballo que va a ser soporte de un carro de tracción. A un extremo de la muralla, Carlos Massardo tira líneas a partir de un cordel amarrado al punto de fuga de lo que se dibujará después y Luis Núñez, el pintor nortino a cargo de este mural, termina de dar textura a lo que desde el concreto se convierte en un mesón de madera.

Ya han pasado casi tres semanas desde que el equipo de artistas antofagastinos comenzó a crear este nuevo mural en el frontis de un edificio residencial en la esquina de Lastarria con Rosal, en el que debe ser el barrio cultural más importante de Santiago. El trabajo es de hormiga: todos los días, sin falta (a menos que llueva), están acá a las ocho de la mañana y no paran hasta las siete de la tarde, descontando la hora de almuerzo. En este tiempo, de las brochas y latas de pintura al agua comenzó a salir un enorme mural similar al estilo de la Casa Gibbs en Antofagasta, pero con personajes históricos de ese sector de la capital. En la pared ya se puede ver a Irene Morales -cantinera que peleó en la Guerra del Pacífico-, compartiendo con la mirada seria de Benjamín Vicuña Mackenna, ex intendente de Santiago.

En esa esquina de Lastarria, calle concurrida por intelectuales de bufanda al viento y turistas gringos con cámara en mano, varias personas sacan sus celulares para fotografiarse con la nueva obra de Luis Núñez y su equipo. Una señora cruza la calle y se afirma en las vallas que separan la vereda del mural para ir a hablar con ellos.

-Oigan, qué lindo, los felicito. Es hermoso lo que hacen, de verdad chiquillos.

-Muchas gracias- le responde Núñez.

A lo largo del día seguirán desfilando turistas por el edificio. Un dron también.

-¿Qué más puede pedir un artista de región? Es como si fueras a exponer tu obra al Louvre sin que nadie te conozca.

Los amigos del pato

El mural que está haciendo Luis Núñez -y que tiene que entregar esta semana- es una de las intervenciones artísticas que se pueden ver en Santiago a propósito del festival "Hecho en Casa". Por ejemplo, en el Paseo Bulnes hay un tendedero gigante con ropa, obra de los australianos The Glue Society; Valeria Merino le puso unas mariposas gigantes a la Torre Entel y -cómo olvidarlo- el pato gigante del holandés Florentijn Hofman instalado en la Quinta Normal que se desinfló en segundos por culpa de un letrero que se le cruzó en el camino. La de los nortinos es la única obra de este festival a cargo de artistas de región.

-Éste es un barrio emblemático, histórico, no cualquiera puede venir y hacer un mono. Entonces había que tener la complicidad y la sociabilización del proyecto con la gente que vive acá, que cuidan y mantienen este lugar. El proyecto iba casi con entera relación con eso, que tenía que ser armónico con el espacio, cuidadoso de no salirse de los cánones arquitectónicos que tiene el lugar- recuerda Núñez.

Cuando empezaron el proyecto hubo un par de atados. Los vecinos encontraron la vereda poniente cerrada con veredas y andamios de varios pisos, con gente picando paredes para empezar el mural. Dalibor Kurte (27) dice que se hizo una reunión con la gente que vive ahí, quedaron encantados, pero algunas personas criticaron la intervención. "No nos había pasado en Antofagasta", cuenta.

Los artistas partieron con el trabajo desde el cuarto piso del edificio, la parte más pesada, dicen. Cada etapa del mural tiene bocetos de lo que será al terminarse, pero lo que se está pintando en Lastarria es la cuarta versión de lo que inicialmente se pensó. Se fueron cambiando imágenes, poniendo más capas de pinturas en otros lados, reparando sectores, o derechamente haciendo todo de nuevo.

-Es parte del proceso. El mismo muro te presenta alguna dificultad y la usas a tu favor- dice Núñez apuntando a unos hoyos que ya venían con el edificio. -Esos hoyos son reales, está descascarado y lo aprovechamos como parte de la obra.

-¿Y si llueve?

-La pintura tiene un rápido secado, es impermeabilizada. No podemos trabajar con lluvia porque es pintura húmeda y se nos va a correr, pero que llueva una vez que esté seco no hay drama.

El artista Benjamín Contador también está en el equipo y dice que el clima de Santiago, tan distinto al de Antofagasta, ayudó a lo que se quiere lograr con el mural. Él lo sabe porque nació acá. "Los tiempos se secado son distintos y el trabajo es mucho más realista, la reacción de la gente es impresionante".

Carlos Massardo lleva cinco años trabajando con Luis Núñez y es parte de la primera aventura santiaguina de los artistas nortinos. Estuvo en la Casa Gibbs, en el comentado mural del Teatro Municipal, en la "Escena Minera" del Museo Ruinas de Huanchaca y en otros trabajos que han realizado juntos en la ciudad. Como todos, dice estar orgulloso de llevar esta obra a 1.300 kilómetros de casa.

-Es importante venir de regiones a la gran capital, porque estamos mostrando un tipo de pintura y un muralismo distinto que quizás no es muy común en Santiago- dice.

Las críticas

Casi toda Lastarria es cultura. Murales de arte contemporáneo se cuelan en las paredes altas entre los edificios, teatros, un cine con películas únicas que difícilmente llegarían a una sala comercial, galerías de arte y restaurantes con comida sofisticada pero excepcionalmente cara. En todo el barrio no hay obras de hiperrealismo como el que está haciendo Núñez y su equipo, pero eso no le gustó a los estudiosos del arte que le dieron duro al artista en "Las Últimas Noticias", el sábado. "Un gesto vacío y descontextualizado porque está hecho en un edificio de arquitectura moderna", dijo Mariairis Flores, magíster en teoría e historia del arte de la Universidad de Chile. "Denota una concepción tradicional de entender el arte".

Luis Núñez leyó la crítica y dice que le hicieron un tremendo favor, porque ha ido más gente a visitar el mural. Y con respecto a las opiniones de la elite, prefiere que "ellos opinen y se traguen su propio veneno, porque a mí me va a resbalar".

-¿Crees que te desmerecen por ser autodidacta?

-Lo veo por las dos partes, por ser autodidacta y porque soy de provincia. Entonces es imposible que un provinciano -y autodidacta más encima- pueda hacer algo acá. Ellos esperan que sus propios discípulos, la gente que los idolatra, que los sigue, los admira, ellos quisieran haber tenido la oportunidad de hacer una intervención. Ahí se abrazarían, se dirían muchas cosas bonitas.

El artista piensa que a lo mejor los críticos ni siquiera se han dado una vuelta por el mural. "Te vuelvo a insistir, me da lo mismo, porque ellos se han agarrado de las mechas, enojados y yo estoy feliz", dice. Se le nota más preocupado de lo que piensan esas personas que han paseado toda la semana por la esquina de Lastarria con Rosal, para tomarse fotos con el mural donde pronto se imprimirá la cara de Victoria Subercaseaux y José Victorino Lastarria, en un estilo que en el norte ya conocen quienes pasan por la costanera antofagastina.

-No tenemos que olvidarnos nunca que somos del norte, de la pampa, del desierto. Que somos antofagastinos y que Antofagasta siempre está acostumbrada a entregar hijos de su tierra y que ellos entreguen cosas importantes en términos artísticos, deportivos, etcétera.