Redacción - La Estrella de Tocopilla
Con el claro objetivo de rescatar el patrimonio salitrero que dio origen a la industria y sociedad del norte de Chile, hace dos años SQM realiza los Talleres Flores de Hojalata en las localidades vecinas a sus faenas y que cuentan con un arraigo a este arte fúnebre que pinta de colores los antiguos cementerios de la zona, muchos de los cuales fueron olvidados por años y hoy vuelven a revivir entre latas, alambres, colores y el trabajo de un centenar de personas.
Las clases que son abiertas a toda la comunidad, tienen una duración de tres meses y son dirigidas desde su inicio por la gestora cultural y miembro de la Corporación Museo del Salitre, María Moscoso, quien señaló "cada vez que iniciamos un nuevo taller me emociono, ya que es increíble ver todo lo que hemos logrado en estos años, la gran cantidad de coronas que hemos realizado y a todos los cementerios que hemos llegado, entregándole color al desierto y respeto a los difuntos".
Las coronas son producto del trabajo grupal, sin autor específico, apoyado en la monitora y quienes poseen más experiencia en este arte. "Este taller lo desarrollamos desde hace dos años en María Elena, Tocopilla y Quillagua. Esto, por nuestro compromiso con el rescate y conservación del legado salitrero en todas sus expresiones, dado que en este taller no solo se transmite la técnica del trabajo de la hojalata, sino que también las experiencias de vida de los participantes, poniendo en valor ese patrimonio no tangible que descansa en los recuerdos de las personas", explicó Pablo Pisani, Gerente Sustentabilidad de SQM.
Taller
El aprendizaje se inicia con el proceso de motivación de los participantes, a quienes se les da a conocer el marco teórico, práctico y vivencial del arte funerario. Con estos conocimientos internalizados por los alumnos, se procede a elaborar las plantillas de cartón, para luego confeccionar los moldes y las flores en hojalata, concluyendo con el armado de las coronas.
Las coronas se caracterizan por sus coloridos y brillo, el objetivo es hacer flores de diferentes tipos y que cada una de ellas se asemeje a las naturales. Según, si el destinatario es niño o adulto estas se confeccionan, al igual que antaño, en diferentes formatos y las más grandes son destinadas a los mausoleos de mayor tamaño.
El taller culmina con una romería a los cementerios repartidos por el desierto con motivo del día de Todos los Santos.
Todos invitados.
Sede de los cursos
En último bastión del salitre, María Elena, los cursos se están realizando en la sede de la agrupación Flores del Desierto; en Tocopilla, los cursos se efectúan en el Centro Cultural Artes y Letras, ubicado en calle Baquedano. En tanto, en Quillagua que antiguamente fue el balneario de las oficinas salitreras aledañas, hoy rescata su patrimonio fúnebre gracias a las pampinas que se reúnen sagradamente dos veces a la semana, en la Sede de la Junta de Vecinos.