Cartas
Nueva carrera docente
Señor director:
Años atrás el sistema de pensiones AFP prometió una pensión igual al 70% del sueldo de los últimos 10 años de trabajo, y muchos "ingenuos" creyeron en la promesa del modelo. Sin embargo, en la práctica tenemos que la pensión con suerte llega al 40% de dicha tasa de reemplazo. Analógicamente, hoy día el sistema de Carrera Docente impuesto a nosotros los profesores, ocupando la misma lógica de propaganda del sistema previsional expresada en promesas de supuesto beneficio económico, nos promete un considerable aumento de las remuneraciones, después de 36 años de intencionada precariedad y vulneración de derechos laborales por la aplicación del modelo neoliberal subsidiario a la educación. Y nuevamente, muchos/as "ingenuos" creen que dichas promesas, venidas de los mismos que desmantelaron el mundo del trabajo y la educación, se harán mágicamente realidad.
Por el contrario a lo que afirman los operarios del modelo, ya según toda la información recolectada, vemos que actualmente los profesores municipales sin un cargo directivo y con menos de 20 años de servicio que ganan más de un millón de pesos en el país son con suerte el 5% del total de profesores. Ni hablar de las condiciones dentro y fuera de la jornada laboral de los profesores. Vale agregar que según lo analizado por el Colegio de Profesores, para llegar a la remuneración que promete el sistema del Gobierno, tienes que tener el máximo de las 44 horas, estar en una escuela con alto porcentaje de niños pobres, tener bastantes años de servicio y haber obtenido un resultado acorde a una evaluación perfecta para ir puliendo a un profesor experto en la reproducción del sistema y estructura mental actual dominante.
Muchos profesores todavía ven al régimen educativo como un mundo con escasa o nula relación con el resto de los sistemas y fenómenos socioeconómicos del sistema general que los contiene, vuelven a creer que un olmo puede dar peras. Este aumento relativo en nuestras remuneraciones en relación al aumento constante en los precios de una canasta de bienes y servicios de consumo adquiridos por nuestros hogares para mantener un mismo nivel de satisfacción (aumento del costo de vida) no necesariamente se traduce en un aumento absoluto y efectivo de nuestro salario.
Pero en fin, solo el tiempo y la historia nos termina siempre corroborando nuestras creencias y expectativas, las que algún día por fin se organizarán en torno a la transformación estructural del sistema para conducirnos a la construcción de una sociedad del buen vivir con justicia para todas y todos los trabajadores de Chile.
Mario Ramírez Flores
profesor de Tocopilla E-10