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Zorros, reptiles y culebras: el más increíble secreto de Antofagasta

Escondidos entre las nubes y lejos de la presencia humana, estas especies aprovechan los espacios que el hombre ha dejado. Hoy viven de las lluvias y ese desierto que -desde que se volvió florido- arrastró la vida hasta estos confines.
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Mario Sánchez - La Estrella

La presencia del hombre determinó cambios importantes en los ecosistemas que rodean Antofagasta, desde la desaparición de especies que eran endémicas, hasta la migración de otras que regularmente podían ser vistas en estas zonas.

Testigos de este cambio son nuestros abuelos, quienes les podrán contar acerca de esos animales que podían ver en las inmediaciones de sus poblaciones: zorros en La Portada o Chungungos en los "Baños municipales", leyendas urbanas que con el tiempo se transformaron precisamente en eso, historias.

Sin embargo, una nueva consciencia colectiva y el cuidado de algunas áreas claves, pudieron determinar que estas leyendas se volvieran realidad. El primer ejemplo de estos ecosistemas donde se ha impedido la presencia de seres humanos es el Monumento Natural La Portada, donde debido a los derrumbes se cerró el ingreso y diez años después se originó uno de los más felices fenómenos de repoblación de nuestra región.

Y es que desde hace unos meses, los guardaparques de esta zona han podido divisar a lo que sería la primera de las familias de zorros grises que se establece en los farellones costeros de esta zona. La leyenda se ha vuelto realidad.

Para el director regional de Conaf, Alejandro Santoro, no se trata de un fenómeno al azar o fortuito, ya que la institución ha establecido políticas que se han traducido en que estos hábitat puedan volver a ser lo que eran hasta antes de la presencia humana.

Santoro precisa que "esta resilencia es un indicador inequívoco del éxito de los manejos de áreas específicas por parte de esta institución, ya que le ha permitido a estas especies volver a ocupar los hábitat de esta parte de la península de Mejillones".

Uno que sabe sobre este tema y en particular acerca del ecosistema del Morro Moreno es el doctor Carlos Guerra. El biólogo junto a otros profesionales presentaron un trabajo que reúne las especies que se pueden ver en este hábitat incluyendo a los zorros.

Guerra entrega la clave acerca de este repoblamiento y el porqué se ha generado en los últimos años pese a que el desarrollo urbano no ha cesado en ninguna parte de la comuna.

Este nuevo escenario se forma tras las últimas lluvias y como si fuera una cadena de eventos, la vegetación en el fenómeno desierto florido atrae y hace crecer la población de reptiles, insectos, pájaros, invertebrados y roedores que trae más alimento para los zorros que se encuentran en la punta de la pirámide alimenticia.

Ahora, este mismo fenómeno ha determinado en otras zonas la llegada de especies que hace años no era posible divisarlas sino en reservas y parques. Este es el caso del Zorro Culpeo, cuyo hábitat hoy se puede ver cerca de la costa merodeando las zonas de nidificación del gaviotín chico.

Para el doctor Carlos Guerra esto tiene que ver con el acceso a ambientes naturales más restringidos, como es el caso de La Portada, donde al no haber personas (debido a que se cerró para el acceso de la población) estos mamíferos pudieron criar a sus familias de forma cómoda y segura.

Pero no es el único mamífero que ha vuelto a multiplicarse en 'estas zonas costeras, cerca de los asentamientos humanos. Hoy es posible ver además al ratoncito oliváceo o laucha olivácea y al Lauchón orejudo de Darwin.

Especies que se han revitalizado al interior de las áreas manejadas por la Conaf en La Portada y Morro Moreno, además de Paposo, y debido en parte a que el acceso a las personas se ha limitado al mínimo, permitiendo que familias completas se desarrollen al interior de estos ecosistemas.

Lo que esperan en Conaf, es que el fenómeno -que ha podido verse en estos dos lugares- se pueda replicar en la Reserva de la Quebrada de La Chimba, un ecosistema que es la piedra angular para el desarrollo de la vida, ya que permite que más especies puedan ganarle al desierto. Esto incluye, a los grandes lagartos y por cierto que a las culebras. Sí, culebras en Antofagasta.

Cadena virtuosa

Y es que la quebrada de La Chimba y todo el hábitat que se desarrolla en la Cordillera de la Costa hasta Taltal, es uno de los más formidables de nuestro país.

Un ecosistema que en los próximos meses verá una verdadera explosión de vida como efecto directo de las lluvias que ya se han hecho más comunes en la región, volviendo verdes los cerros que circundan nuestras ciudades costeras.

Sin embargo es de vital importancia, según lo explica Carlos Guerra, que las áreas que son afectadas por estos fenómenos sean cuidadas por la comunidad y así puedan provocar la llegada de la fauna que acompaña al desierto florido.

Otra de las especies que ha visto aumentado su densidad es el alacrán, propio de esta zona, quienes habitan más cercano a la costa, ya que ahí generan un hábitat más propicio, alimentándose de invertebrados asociados a la alga costera.

Un tesoro que los Caminantes del Desierto conocen muy bien, ya que esta agrupación ecológica y cultural, cuya misión es proteger y difundir los medios naturales de Antofagasta han decidido mostrar a la comunidad.

De hecho esta agrupación ha registrado a las más increíbles especies que habitan las cercanías de Antofagasta, muchas de ellas completamente desconocidas.

Su relación con el desierto y las más recónditas quebradas de nuestro territorio es a esta altura legendaria. En sus periplos han descubierto especies nuevas y redescubierto otras que ya se daban por desaparecidas.

Una de estas historias es la que los vinculó con una familia de zorros chilla avistados en el sector de La Chimba. Esta historia continuó con varios avistamientos que crearon un cariño entre este grupo y la familia canina.

Sin embargo, el final no pudo ser peor y habla sobre la lamentable actitud de algunas personas. El zorrito en cuestión fue hallado muerto en la parte norte de la quebrada, luego de ser "tiroteado" por desconocidos, un hecho que se repite, según la información entregada por esta colectividad.

La presencia de estos cazadores furtivos se suma a la interrupción del circuito de alimentación que realiza el zorro producto de las jaurías de perros asilvestrados que se asentaron en las inmediaciones de la quebrada de La Chimba.

Sin embargo, en las zonas más apartadas se pueden ver las culebras, los lagartos y especies únicas que hoy son motivo de análisis para saber si son nuevas y susceptibles de ser bautizadas con el latín genérico de Antofagasta, o sea, una especie única y propia.

Los estudios ya están en marcha y dan cuenta de esta formidable vida que se abre camino en el desierto más árido del planeta. El mismo que hoy nos pone frente a una obligación colectiva ineludible: conocer, cuidar y alentar estos paraísos escondidos entres las nubes.