Cartas
Adiós tía Ema Sonia Canto
Señor director:
Por medio de la presente me dirijo a usted solicitando que en Tocopilla se haga un poco de justicia por una voz que fue ignorada en todo sentido.
Me refiero a la esposa del llamado Tata Maravilla. Ella Ema Sonia Canto M. proviene de una familia espectacular y sus vidas son dignas de ser escritas en libros.
Su padre Leonardo fue el único periodista cuando existían las salitreras en el desierto de Atacama. Era dueño del diario y realizaba lo que fuera necesario para informar a la población del salitre. También trabajaba en las oficinas del ferrocarril. La mamá de Ema Sonia fue profesora e impartió educación por todo el desierto en diversas salitreras. En ese hogar jamás se oían gritos, peleas, retos o garabatos; y las diferencias de opinión se arreglaban conversando.
Ema Sonia fue grande como ser humano, estudió digamos hasta cuarto medio, pero con sus aptitudes heredadas de sus padres, lograba grandes hechos, teniendo todo en contra. Pienso que su destino era ser profesora, pero aunque no pertenezco a ninguna iglesia, creo que el enemigo de Dios puso trampas en su camino y no pudo realizar su sueño y destino.
Ella atendió desde niños a universitarios que les iba mal en los colegios y les hacía entender para ser triunfadores. Si pudiéramos elegir el lugar donde nacer, yo no pude haber elegido mejor, junto a ella, que me dio amor a granel, no solo a mí, a sus sobrinos y demostraba su amor de diferentes formas: jugando y riendo.
Jesús estaba con los que sufrían y pienso que ha estado con Ema Sonia todo el tiempo mientras sufría, él y sus ángeles visitaban ese hogar donde ella fue feliz con sus padres y hermanos, en imborrables hechos grabados en nuestras memorias. Ahora ha partido de este mundo que tanto la frustró, pero desde que estuvo delicada de salud, mis primos y yo no dejamos de comunicarnos.
Mis primos y mis hijos damos gracias infinitas a Dios y a nuestra tía Ema Sonia Canto por haber existido, tanto ella como sus padres y hermanos nos proyectaron para ser felices, y enfrentar la adversidad de este mundo en forma positiva. Esto lo escribo para hacerle justicia a una persona que nunca quiso figurar como las grandes mentes de la humanidad, que en su tiempo les ignoraron y no les importaba. Qué pena que no se dieran cuenta, los que estaban cerca de ella, que había un ángel que estaba atrapado, sé que de rodillas pedirán perdón los que la hicieron sufrir tanto, pero ya es tarde, ella les fue quitada y nosotros, sus sobrinos y hermano, nadie nos podrá arrebatar el amor que le tendremos por siempre.
Lilian Canto D.