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Ella es "Bellota": la perrita experta en encontrar bombas

Desde su nacimiento que es carabinera. Tras entrenarse en Santiago en la detección de sustancias explosivas, llegó hasta Antofagasta para reforzar al GOPE. Ésta es su historia y de cómo con su guía se hicieron grandes compañeros y amigos.
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Ricardo Muñoz E.

Llega como todos los días hasta su trabajo, en el que ya es parte de la rutina encontrarse donde siempre y como todos los días. Ahí es cuando el cabo segundo Eduardo Vallejos Riquelme la ve y ella al notar su presencia, corre a saludarlo con una evidente alegría. Se nota que son más que compañeros de pega, más bien hay una complicidad de amistad pura.

No por nada ya son tres años los que llevan trabajando juntos y se conocen perfectamente. Comienza la jornada en las dependencias del Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE) de Carabineros de Antofagasta.

La compañera del cabo no es como cualquier otra, claro que no. Ella es peluda, jadea constantemente, corre de aquí para allá y camina en cuatro patas... Se trata de "Bellota", una labradora retriever con la que se conocen desde que ella tenía sólo 14 días, en 2014.

Con su mirada en la que irradia ternura, pero al mismo tiempo determinación, Bellota demuestra sus habilidades en lo que es experta: la detección de explosivos.

El cabo Vallejos la pasea por las dependencias como parte de su entrenamiento constante y registra los vehículos, en donde debe identificar alguno de los alrededor de 20 olores que ya conoce y que corresponden a este tipo de sustancias. Una vez que lo hace, él la premia con alimento.

Pero se detienen un momento para contar un poco de la historia de su compañera canina, una muy fiel compañera. Bellota es antofagastina por vocación del deber. Nació en Santiago, pero en una fecha muy significativa para la Perla del Norte: el 14 de febrero de 2014.

Llamada así porque su camada de ese año lleva sólo nombres que comiencen con la letra "B", nació y vive para el cumplimiento del deber. Por eso, toda su vida los ha dedicado al servicio de Carabineros.

Sus primeros días los vivió en la maternidad de la Escuela de Adiestramiento Canino, ubicada en el Cerro San Cristóbal, que es el lugar en donde se entrenan a los perros en las distintas especialidades y desde ahí se les destina a las regiones del país.

Comienza el entrenamiento

El uniformado dice que si bien él antes había cumplido otras funciones dentro de la institución, le llamó la atención optar a la Escuela de Adiestramiento Canino, ya que siempre se ha declarado amante de los animales.

Fue entonces cuando le asignaron a Bellota aún siendo una cachorrita, hoy ya tiene tres años y medio. "Al llegar a hacer el curso a la escuela de adiestramiento, me dijeron 'ella va a ser tu perrita a cargo', era bebé y todavía mamaba", desde entonces se convirtió en su guía.

A partir de ahí comienzan a conocerse y crear esta relación de amistad y el deber, mientras el cabo seguía sus estudios de psicología canina, principalmente para entender el comportamiento de la labradora.

Bellota cumple tres meses y es entonces cuando da sus primeros pasos en adiestramiento de detección explosivos.

"Uno le perforaba dos orificios a una lata, en cuyo interior pusimos pólvora. Hago que ella olfatee la lata de pólvora y la premio con alimento y comienza a acondicionarse a esto, porque sabe que habrá una recompensa", explica el cabo Vallejos sobre cómo inició el adiestramiento.

Así siguen hasta que la canina cumplió un año, tiempo en el que ya estaba lista. Es entonces cuando esta carabinera del Reino Animal inicia el tener sus primeros trabajos en terreno: todos los días se encargaba de olfatear el Palacio de La Moneda, salones, el patio, oficinas y la correspondencia, siempre por precaución ante la más mínima posibilidad de detectar un artefacto o sustancia explosiva.

Se suman también sus prácticas en el aeropuerto, terminales de buses y otros lugares, servicios en los estadios, siempre atenta con su olfato

Hasta que llega la hora de una tarea más importante. En marzo del año pasado, la Bellota recibió la orden de trasladarse hasta Antofagasta junto a su guía el cabo Vallejos, ya que se requería en la zona un can encargado de la detección de este tipo de químicos.

"Antofagasta tenía la necesidad de contar con can detector de explosivos, porque la región cuenta con dos aeropuertos, tenemos universidades, estadio, la zona también es fronteriza y hay presencias de mineras en las que se necesita llevar un control de materiales explosivos", añade.

Bellota está lista para la acción cuando el deber así lo requiere. Ella sabe que apenas se convoque al GOPE frente a alguna llamada que alerte de algún paquete sospechoso, se necesitará de su poderoso olfato. Afortunadamente, hasta ahora en este tipo de casos se ha descartado la presencia de alguna bomba.

Cuando no tiene procedimiento se dedica al entrenamiento diario y no sólo en el tema del olor, sino que también en lo físico, con ejercicios.

"Todos los días sale a correr, a entrenar y eso le permite estar físicamente apta. Por ejemplo, cuando la exigimos un registro de 20 minutos, ella nos rinde esos 20 minutos al cien por ciento", dice Vallejos.

Bellota se sienta, se acomoda, y se deja acariciar por el cabo Eduardo Vallejos. Él le rasca la cabecita y el cuello, mientras ella entrecierra los ojos y pareciera que esboza una sonrisa. Se nota a gusto.

Vínculo

Porque más allá de la relación de guía-can de adiestramiento, durante todo este tiempo nació algo personal entre ellos dos. Es una unión estrecha de amistad, más bien de amor.

Y el cabo Vallejos lo reconoce, recalca que se trata de algo especial el trabajar con Bellota:

"Tener la posibilidad de llegar todos los días a mi trabajo, de ponerme el uniforme, de ver que está Bellota ahí esperándome, que se alegra y que me mueve su cola... Cuando llego un poco triste o achacado, por temas personales, tengo la oportunidad que ella me abrace, se me tire encima y me lengüetee un poco y se me alegra el día".

"Al final es tanto el vínculo, es tanto el afecto y el amor que existe entre nosotros que uno se comunica con el perrito. Yo entiendo lo que ella necesita o lo que me quiere decir, y estoy seguro que ella también entiende mis estados de ánimo y mis emociones. Entonces, es algo precioso, súper especial... Tener la oportunidad de trabajar con un perro, es algo espectacular. Son tan fieles, que lo mínimo que podemos hacer con ellos es darles amor y sus cuidados", finaliza.