Cartas
Adiós mamita Elina Carvajal
Madrecita querida: Tu sorpresiva partida ha sido para mí el dolor más grande que he sentido en mi vida, pero mientras yo siga en esta vida tú estarás en mi corazón. Fuiste la mejor madre que he conocido, mi deseo más profundo es que en este mundo existan y vuelvan a nacer muchas madres como tú. Toda tu abnegación por los hijos y por su compañero de toda la vida, hablo de la joyita que aún nos queda: mi padre Luis.
Te extraño mamá, en mis pensamientos, mis sueños y cuando miro al cielo, veo tu imagen. Mis recuerdos de ti son solo de felicidad.
Desde que era un niño y hasta el día en que nos dejaste, siempre te vi trabajar y solo trabajar. Al principio éramos una familia humilde y numerosa, pues costaba mucho más salir adelante, pero junto a nuestro padre lucharon siempre, con mucho sacrificio.
A ti te veía todos los días escobillando, refregando, enjuagando a mano en la batea o la alteza, pues había tanta ropa que ensuciábamos, porque somos nueve hermanos. Recuerdo que a pesar del inmenso amor que nos brindaste siempre, también tus correctivos eran severos, y producto de ello nosotros fuimos muy respetuosos con las demás personas.
Mamá siempre te veía redoblar tus esfuerzos para prepararnos la comida de cada día, tus ricas cazuelas de ave de campo, pasteles de choclo, porotos granados, en fin, recuerdo tu gran preocupación de todo, hasta el último día que te vi.
Recuerdo tu suave, bella y clara voz, tu sonrisa y tus ojitos, muchas veces con una mirada triste. Te recuerdo una mujer fiel, transparente y muy cariñosa hacia mi papá, tus hijos, nietos y bisnietos.
El destino quiso que yo viviera muy lejos de ti, pero siempre escuché tu voz cuando hablábamos por teléfono y añoraba que pasara el año pronto para salir de vacaciones nuevamente y viajar a Santa Cruz.
Hoy me cuesta tanto asimilar y aceptar que tú ya no estás, que nunca más podré abrazarte, besarte. Tu partida fue tan sorpresiva, pero me tranquiliza saber que nuestro Dios te llevó porque estabas muy cansada y junto a él serás muy feliz como lo mereces.
Mamá, además de recordarte cada día, junto a mi padre y hermanos cumpliremos tu deseo en vida, cuando pediste que tus cenizas fueran esparcidas en algún lugar del mar en Tocopilla, y ello porque tú naciste aquí y te fuiste muy joven al campo. Allí ya cumplirías los 87 años, tiempo suficiente para ser feliz en tu casita, te enamoraste de las flores, árboles, animalitos y las aves. Fuiste muy feliz junto a mi papá que tanto te ama y hasta los últimos días de tu vida. Te prometemos que lo cuidaremos tal como tú lo hacías. Adiós madrecita, algún día volveremos a abrazarnos y besarnos nuevamente.
tu hijo Luis Hernán Alarcón Carvajal
