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El orgullo de estar entre los mejores maestros de Chile

Gonzalo Cortés es el único representante de la Región de Antofagasta en la final concurso Mejor Maestro de Sodimac, en el cual participaron más de cuatro mil personas. Él se ilusiona con mostrar sus años de experiencia en el rubro.
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Gonzalo Cortés (43) dice que no está acostumbrado al mundo de las cámaras o las entrevistas. Lo suyo es más bien el trabajo, pero con sus manos. Y cómo no, si por su sangre está la herencia familiar del rubro de la construcción, tal como lo aprendió de su abuelo, hermanos, primos y tíos.

Pero por estos días el panorama será bastante distinto a lo que estaba acostumbrado, ya que los años de vida dedicado a ejercer como maestro constructor, tienen su recompensa y mejor aún, el reconocimiento.

Y no es para menos, Cortés es el único representante de Antofagasta en la gran final del concurso "Mejor Maestro", un certamen organizado por la empresa Homecenter Sodimac, en donde competirá con otros cuatro participantes de otras regiones para determinar quién tiene las mejores condiciones.

El mérito es grande, ya que fueron más de cuatro mil 800 hombres y mujeres de todo el país, que buscaban un puesto en la final, mediante pruebas teóricas y prácticas ¿El premio? Una camioneta Changan 0 kilómetro, que les permitirá transportar sus materiales.

Pero no sólo eso, ya que para el ganador se abrirá un abanico de ofertas de trabajo, debido a que esta final se llevará a cabo en la quinta versión de la Gran Feria de Capacitación para Especialistas, encuentro que tendrá el lugar entre el jueves y el viernes en Estación Mapocho en Santiago, al que asistirán más de 12 mil personas y otras nueve mil se conectarán vía streaming.

Todo esto con el objetivo de conocer lo último en cuanto a gasfitería, albañilería, electricidad o carpintería. De manera paralela se efectuará en Argentina, Colombia y Perú, donde la idea final es profesionalizar a los maestros de la construcción.

Pero Gonzalo se toma las cosas con calma y así, dice que "estar entre los 20 mejores, ya es un reconocimiento". Cuenta que hace tiempo es parte del Círculo de Especialistas de Sodimac (lo que le permitió participar), pero no fue por iniciativa propia que se decidió a ingresar al concurso. La responsable es su mujer, Johana Anabalón.

Además de ser pareja, Johana y Gonzalo son compañeros de clase en el tercer año de construcción civil del Aiep. Y para probar suerte, ella inscribió a ambos en el certamen. "Empezaron a llegar pruebas, la primera la pasamos, después llegó una segunda teórica, la contesté y envié el correo. De repente me llamaron y me dijeron que estaba preseleccionado entre los 20 semifinalistas", comenta el hombre.

Después de dos días, nuevamente lo evaluaron con preguntas técnicas, seguridad o administración de obras, para luego contactarse con sus clientes. "Pasaron algunos días y me llamaron directamente de Santiago para decirme que estaba seleccionado entre los finalistas, eso era algo que nunca me esperé", añade.

Pese a que estaba contento con tan sólo estar entre los 20 mejores, fue Johana la que lo impulsó hasta las instancias finales.

"Ella ha sido mi pilar fundamental. Me decía, 'usted es capaz de llegar a los cinco mejores, yo sé que sabe harto y que puede más'. Así que cuando me llamaron y me dijeron que era finalista, estábamos haciendo una obra con cerámica, paramos la obra al tiro y nos venimos a la casa a celebrar, con sushi y vinito", dice entre risas.

"Esto es lo mío, esto es lo me gusta", dice Gonzalo con orgullo de su rubro. Si bien desde chico aprendía viendo las obras en las que trabajaba su abuelo, a las que lo acompañaba, poco a poco comenzó a desarrollar sus conocimientos. Tomaba nota de cada movimiento, cada cerámica o cada herramienta a utilizar.

"A mi abuelo le gustaba hacer muy bien los trabajos. Si estaba algo armado y notaba que no le gustaba cómo quedó, lo desarmaba y lo hacía de nuevo", recuerda de sus primeras obras.

Estudios

Pero para Gonzalo, quien es oriundo de Llay Llay (Región de Valparaíso) y que llegó hasta Antofagasta hace ocho años, no sólo bastaba con la experiencia que fue acumulando a través de los años. Siempre quiso más y es por eso que se decidió a estudiar en el instituto profesional, cuando tenía 40 años.

"Nunca es tarde para estudiar y de hecho, estoy feliz estudiando. Mi meta es la ingeniería", dice.

Los estudios los hace durante la noche, en un programa que es indicado para los que trabajan durante el día.

Si bien hay jóvenes de menor edad en su mismo nivel, todos se adaptan a los más adultos. Todos ponen atención y se esfuerzan para así lograr aprobar los distintos ramos.

Una de ellos es Johana , quien no sólo es su compañera de vida, sino que también en el aula. Los trabajos que piden en las clases lo hacen juntos. De hecho, a un costado del comedor instalaron una pizarra de plumones.

Ésta se encuentra llena de gráficos y figuras geométricas, en donde repasan y estudian lo visto en las clases.

Gonzalo se mantiene trabajando para varios clientes, mientras que también apoya a su mujer con una Pyme llamada Construcciones Anacor. No obstante, su sueño es formar una empresa propia más grande, ya con un título en ingeniería civil y también con su esposa profesional en este rubro.

Pero además se ilusiona con la gran final, donde sabe que tiene lo necesario para ser el ganador. Más allá de agradecer porque le caería del cielo, ya que hoy no tiene un móvil propio para trasladar sus materiales a las obras, es el gran espacio en la feria lo que lo que le llama la atención.

"No he ido nunca a la feria, pero la ventana es bien fundamental, por el tema que a uno lo conocen, las personas que llegan a los cinco finalistas ya son mirados de otra manera y aparte del premio que significa estar ahí, eso para uno es un agrado porque significa que las cosas que estás haciendo, las estás haciendo bien y se reconoce el trabajo", comenta.


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