Boris González: el guerrero con convicción que eligió ser gerente
El exjugador de Cobreloa, contó su historia, esa que fue muy tranquila en su niñez y que disfrutó en Talca. Reconoció la pena de estar lejos de su familia por llegar a trabajar al club con el que fue multicampeón.
Boris Igor González Garrido, nació un 22 de mayo de 1980 en Talca. Es el mayor de tres hermanos. Su padre profesor y su madre dueña de casa, le brindaron una educación y una infancia sin problemas, en la que se desarrolló pensando siempre, y desde muy pequeño, que llegaría a ser futbolista profesional.
Actualmente con 36 años y retirado del fútbol profesional, recuerda esos momentos de niñez y juventud, en que disfrutó mucho y que forjaron el hombre que es hoy.
Infancia
Desde pequeño con ganas de jugar, el inquieto Boris González comenzaba a hacer sus armas junto a un balón. Su misión primera claro, era estudiar. De hecho, y a diferencia de otros jugadores, él no jugó en un equipo amateur, siempre estuvo en la Escuela de Fútbol de Rangers de Talca, adonde sus padres le daban permiso para estar.
"Solo tenía permiso para entrenar dos veces a la semana y esas dos veces eran con Rangers. Entrenaba en la semana y jugaba. Ese era todo mi permiso", contó.
González comenta también: "tuve una niñez con muy buenos recuerdos, usted sabe que el tema de ser profesor en Chile no te da para muchos lujos, pero sí me siento orgulloso de mi viejo, ya que a mí y a mis hermanos no nos faltó nunca nada".
Eran buenos tiempos por eso "no puedo decir que mi niñez fue sufrida. Claro que para ir a entrenar tomaba mi bicicleta media hora de ida mojado y la vuelta más mojado todavía, pero era por una convicción mía y por una idea que yo tenía desde siempre. Desde muy chico que mi meta era ser jugador profesional. Me llevó a ser muy profesional desde muy chico... Pero mi niñez fue fantástica".
Colegio
Con 12 y 13 años, Boris González viajaba junto a la escuela de fútbol, teniendo siempre el apoyo de sus padres, esto a pesar -explica el hombre a modo de anécdota- que su padre hasta los 30 años le seguía preguntando cómo le iba con su hobby. Aun así, se daban el tiempo de ir a verlo a las distintas canchas en el sur del país.
En su época de colegio, González era hincha de Rangers también, de esos que van a la barra juvenil junto a sus compañeros. Y ya a los 16 años era citado para entrenar con el primer equipo, estando en un partido en el banco incluso.
Sus amigos y compañeros de curso lo sabían y por eso lo cuidaban, tanto que incluso no lo dejaban jugar en los recreos, ya que tenía que estar en condiciones para el fin de semana.
"No me dejaban jugar porque yo estaba citado para el fin de semana y se paraban en el recreo con la pelota en la mano y decían que hasta que este 'huevón' no salga, no vamos a jugar, y ahí me quedaba sentado mirando", cuenta entre risas.
Y miren que es chico el mundo: mientras estaba en el colegio, Boris González debutó profesionalmente, y lo hizo con el actual entrenador de Cobreloa.
"El profe Sulantay me hizo debutar muy joven. Yo estaba en tercero medio cuando debuté en el fútbol profesional con Rangers, en primera división, y me hizo debutar como lateral derecho cuando yo jugaba de volante por derecha o puntero derecho, por eso yo le creo cuando me dice que Romero puede jugar de lateral derecho le creo, porque a mí me pasó, y llegué a los equipos más grandes de Chile y a la selección. Solamente con la convicción que me entregó el viejito que tenemos ahora".
En ese tiempo y ya como profesional, reconoce que su primer sueldo no lo gastó en él ni con sus amigos, sino que compró cosas para la casa.
"Yo ganaba 5 UTM, 55 mil pesos en ese tiempo en Rangers. Fue mi primer sueldo profesional, que en ese tiempo era de cadete profesional. Con el primer sueldo yo compré una cerámica para mi papá y una a mi mamá, del living, de la cocina y me parece que alcanzó para el baño también. Mi segundo sueldo fue un comedor, y ya para el tercero me dolió un poquito gastar todo el sueldo y me empecé a comprar mis cositas. Pero yo tenía que llegar con las cosas, porque no me aceptaron nunca que yo llegara y les diera plata".
Siempre falta algo
A pesar que Boris González ganó varios títulos en el fútbol nacional, siempre queda una espinita clavada: la oportunidad de salir y jugar internacionalmente. Reconoce que tuvo opciones y lamentablemente no se dieron.
"Salir al extranjero me faltó definitivamente. Vender el pase afuera. El tener la oportunidad de conocer otra parte del mundo, otro fútbol, y tuve la oportunidad porque llegaron dos o tres ofertas a Cobreloa; una de Banfield, otra de Quilmes cuando estaba 'Kalule', y la última fue de San Lorenzo", explica.
Aún así, tras su retiro del fútbol, sigue en la actividad como gerente técnico en Cobreloa, reconociendo que nunca quiso ser entrenador.
Dice: "no era para mí, porque me veía reflejado en Claudio Tello como gerente técnico, que es lo que hago ahora".
Agrega que aún así todavía extraña el fútbol: "extraño esa presión, el mariposeo en la guata, o esa ansiedad de que empiece luego el partido cuando está el estadio lleno".
Problemas familiares
El llegar y asumir el cargo de la gerencia técnica en Cobreloa, le trajo más de un problema a Boris González, ya que está lejos de su familia y eso afecta. Pero reconoce que quiere sacar adelante este proyecto.
"He tenido muchos problemas familiares por Cobreloa. Mucho trabajo, pocos viajes, poca visita a la familia... Me reclaman mucho que está tu trabajo primero que nosotros, que cambiaste un montón, que ya no te preocupas por nosotros... La verdad que esto ha sido para mí medio caótico, pero lo sigo aguantando, primero por la convicción que tengo en mi trabajo, segundo en el equipo que formamos, y también por la gente que está dirigiendo al club", reconoce. Tiene la convicción de querer hacer bien las cosas y lucha por eso, lejos de los suyos, pero con la idea de que el sacrificio valga la pena.
"Soy un Guerrero con Convicción, porque lo mío siempre fue mucha lucha y siempre creo en lo que estoy haciendo, entonces si creo sigo peleando, y si estoy peleando, es porque tengo la convicción de que lo estoy haciendo bien o que lo voy a sacar adelante".
Sabe Boris González que está en un club que no es el mismo del cual él disfrutó tanto. Lo quiere, quiere salir adelante junto con el club, a pesar de los problemas que le ha traído con su familia, él tiene pasión por su trabajo.