Secciones

Travesía de pololos causa furor e inspira a motoqueros penquistas

Viajaron durante 2 meses en una moto pequeña, de 150cc, por cuatro países. Salieron de Concepción con 200 mil pesos cada uno. Su historia se ha llenado de "me gusta" en Facebook. Les piden consejos para poder imitarlos.
E-mail Compartir

Mario Saavedra Ponss

El relato de un viaje, publicado en Facebook, está inspirando a decenas de motoqueros de Concepción a emprender una travesía similar a la realizada por dos jóvenes sampedrinos: durante dos meses, recorrieron cuatro países en una moto de baja cilindrada y con 200 mil pesos cada uno. Fue un viaje, cuenta la pareja de pololos, lleno de sacrificios pero, gracias a ello, conocieron el norte de Chile, atravesaron Argentina, recorrieron Brasil y llegaron a su destino en Uruguay.

Partieron en diciembre

Guillermo Mena y Macca Vidal, de 20 y 21 años, cuentan que iban planificando el viaje en la medida en la que avanzaban. Explicaron que, en diciembre, apuntaban más que nada, a pasar navidad en Santiago pero que, después, decidieron lanzarse con todo al extranjero. Al comienzo tenían sus dudas, porque la moto en la que realizarían la ruta es de una cilindrada baja para este tipo de viajes. Pero los 150cc de su Honda XR bastaron, para la sorpresa de todos.

Cada ciertos días, la pareja publicaba los avances de su viaje en el grupo de Facebook "Motoqueros Concepción", que reúne a la gran mayoría de los fanáticos de las dos ruedas de la provincia. En los comentarios, los integrantes les daban ánimos y les expresaban su asombro por la garra y el aguante del vehículo. Muchos les contaban que no se atreverían a hacer un viaje así, por temor a quedar tirados en medio de la nada.

"Nos armamos, más que nada, de coraje y ganas de conocer. El viaje más largo que habíamos hecho, antes de esto, había sido una ida a Quillón. Salimos con unos repuestos bastante básicos, como una cámara y parches por si pinchábamos. En el camino fuimos aprendiendo de la mecánica de la moto y en los países en los que estuvimos nos equipamos más. Eso sí, nunca tuvimos ninguna falla con los neumáticos, nada. Sólo debí cambiar los discos de embrague, pero eso fue por culpa mía, al pasar la moto por arena", relató Guillermo.

Con el trasero plano

Él, cuenta, fue quien manejó gran parte del viaje. "Llegamos a quedar sin trasero, porque esta no es una moto cómoda para viajar. Teníamos que ir parando harto. Pero uno quedaba maravillado por los paisajes. En Portillo, por ejemplo, con las curvas del paso por la Cordillera. Es impresionante atravesar las montañas en moto. Siempre mantuvimos la buena actitud y la confianza de que el motor iba a llegar", añadió.

En su paso por Argentina, que incluyó mucho trayecto por la Pampa, se hicieron la costumbre de tomar mate. "Aprendimos de gente que conocimos en el camino, que nos cuidaban harto, porque nos veían bien jóvenes. La mayoría de los motoqueros que sale a estos viajes, es gente mayor, con sus hijos ya criados", apuntó Macca, quien quedó sorprendida de la bondad que encontraron en el camino. "Nos invitaban a sus hogares y, en general, había mucha buena onda con los chilenos", agregó Guillermo.

Perdieron documentos

Una vez, relataron, estando en Gualeguaychú, a 230 kilómetros de Buenos Aires, cargaron combustible y comieron en una bencinera para luego avanzar 90 km más. Después de ese tramo, se dieron cuenta de que a la joven se le habían quedado todos sus documentos. Tras regresar, una mujer les había guardado todo, e incluso la plata que llevaban estaba intacta.

Estando en Brasil, asistieron a un encuentro de motociclistas y conocieron aún más gente. Allá acamparon tal como lo hicieron durante todos los días de viaje y se alimentaron casi con puros tallarines, tratando de ahorrar lo más posible para llegar a Uruguay. "Hubo un momento en que se nos empezó a acabar la plata, así que nos las ingeniamos trabajando en lo que sabíamos hacer. Mi polola, por ejemplo, hace artesanías y entre los conductores comenzó a vender cosas mientras les explicábamos que era para seguir con nuestro viaje. Yo, por mi parte, salía a cantar hip hop con un tambor, a veces en las micros y así juntaba plata", contó el sampedrino.

Tras casi un mes de viaje, llegaron a Uruguay y pudieron arribar, finalmente, a la meta que se habían impuesto: "La Mano" de Punta del Este. Contaron que, lo que más querían, era tener una foto de su moto allí, pero que estaba prohibido. "Yo me dije es que no podíamos haber viajado tanto para no tener la foto que habíamos soñado. Así que esperamos el momento y aunque nos miraron bien raro, lo hicimos y la tomamos".

Tras dos meses de rutas y paisajes, la pareja llegó a Concepción a mediados de semana, acumulando más de 10 mil kilómetros. Lo que más extrañaron de Concepción, contaron, fue tomar agua de la llave, ya que en los países que visitaron era malísima.

-¿Qué le dirías a quienes supieron de tu historia y les gustaría hacer un viaje así?

"Yo les diría que tienen que tener presente que los sueños de uno son más importantes que una cilindrada, que las ganas de seguir tienen que ser más fuertes que el precio de tu moto. Hay bastantes cosas en esta vida que no se aprenden estando, solamente, en un lugar. Todos tenemos destinos inciertos y para conocerlos, hay que salir y aventurarse".

"La mayoría de la gente que sale en estos viajes es gente mayor"

Macca Vidal"