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La paramédico que busca sanar a sus pacientes con música y baile

Profesional aseguró que no hay nada mejor para el alma que las canciones y es por ello que en el Servicio de Medicina es conocida por su voz y la dedicación que muestra en su trabajo.
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Karen Parra E.

Pamela Parra Montalvan, hace cuatro años ha sido la alegría del Servicio de Medicina del Hospital Carlos Cisternas.

Desde que ingresó a trabajar se ha destacado, por su labor como paramédico, y el valor agregado que le pone a su vocación de servicio. Ella canta a sus pacientes para aliviar las penas del alma, así como los dolores físicos.

Esta ovallina de nacimiento, llegó buscando una mejor vida a Calama. Y así fue, pues ha sido una madre luchadora, esforzada y dueña de casa. Se casó y formó su familia. Pilares fundamentales que dice que la hacen ser lo que ella es hoy.

Es reconocida en la calle por los propios loínos que alguna vez fueron sus pacientes.

"Un día me subí a un colectivo y el chofer me dijo usted no me pague el pasaje. Le pregunté por qué y me dijo ¿se acuerda que una vez en el hospital yo tenía tanto hambre y usted me dio la mitad de un pancito y un jugo? Y yo igual quedé emocionada", recuerda Pamela.

Este tipo de situaciones las vive porque su dedicación con los enfermos hace que no la olviden, y que incluso se sientan en deuda por la buena atención recibida en el hospital.

"Muchas veces me retribuyen con cosas. Un día yo iba saliendo del hospital y me estaban esperando con un paquete. Yo no sabía si reírme o llorar, pero les decía que no lo podía recibir y ellos me decían pero cómo… A veces en la calle voy caminando y me dicen ¿hola, cómo está? Pienso: ¿quién será?", comentó la paramédico.

Para ella, lo más importante es demostrar la empatía con las personas, pues reconoce que es muy cercana y también sensible.

"He trabajado en varios servicios como pabellón y cirugía, pero este es el servicio que más me llena. A parte de trabajar con los pacientes dándole los medicamentos e inyectándolos, uno en el momento también conversa con ellos, entonces uno también les va aliviando la carga mental que ellos traen", confesó la profesional.

Sin duda que para esta calameña de corazón, su vocación de servicio va más allá del trabajo, es por eso que les canta especialmente a los adultos mayores, quienes son los más abandonados.

"Les canto a todos, pero generalmente son de la tercera edad, igual le canto canciones alegres y a veces les bailo con el fin de animarlos", comentó.

El esfuerzo

La vocación de servicio siempre ha estado en ella, pero cuando Pamela comenzó a trabajar lo hizo desde muy joven y en diferentes empresas.

Reconoció que siempre le ha gustado el tema de la salud y el ser paramédico es una pasión para ella. Sin embargo, el tema económico pesaba bastante.

En un momento llegó a tener tres trabajos. Ocupaba las 24 horas para trabajar y cuidar a sus hijos hasta que le pasó la cuenta. El cansancio por no descansar como corresponde hizo que tuviera que bajar su carga laboral. Luego se casó y su marido la instó a estudiar.

"Yo estudié ya mayor. Gracias a Dios, a mi esposo y mi familia que me permitieron estudiar y ahora hago lo que me gusta", dijo la paramédico.

Pamela es la primera en ofrecerse para los traslados de pacientes, además aseguró que le gusta llegar a trabajar y visitar a sus pacientes.

"A mí me encanta mi trabajo, me gusta venir, me gusta ir a los traslados. Soy una de las personas que siempre está dispuesta a ayudar y seguir trabajando. Pero por otro lado me toca el lado de mi familia, de mis hijos, porque ellos igual me reclaman más tiempo en la casa", afirmó Pamela.

Claro, porque tiene una pequeña de 11 años y un joven de 28, que son los primeros en exigirle más tiempo y cariño con ellos.

Pamela es feliz con lo que hace y lo que tiene. Son los propios enfermos los que la tiran para arriba si la ven triste o con pena.

"Esto es muy lindo. A mí me ha dejado muchas enseñanzas y he aprendido muchas cosas, tanto teoría, practica y emocionalmente", dijo la paramédico.

Sin embargo reconoce que su mayor debilidad es interiorizar los problemas de terceras personas. Le echa la culpa a su sensibilidad.

"Los pacientes siempre me cuentan sus penas y la verdad es que eso me queda. No logró separar la pega de la casa. Esa es mi debilidad. Mi hijo mayor me dice que me tomo muy a pecho los problemas de las personas, que no son míos, pero me cuesta separar eso", cuenta.

Pese a ello, Pamela agradece la confianza que depositan en ella y su manera de demostrarlo es dándole un buen trato, acompañándolos y también cantándoles. Lo hacen sin que se lo pidan y es una de las paramédicos que se ha destacado por su vocación de servicio. Aseguró que todo lo que hace es de corazón.

"Uno entrega cariño sin pensar en pedir nada a cambio, pero la retribución es gratificante para mí", dijo.

Vale la pena vivir

Pamela no ha tenido una vida fácil y pese a todos los obstáculos, pudo tener su casa, sacar adelante a sus hijos y hacer lo que más le gusta.

Es creyente en Dios y busca ayudar a las personas con lo que tenga a mano. También es bastante positiva y tiradora para arriba. Ese es su sello y reconocida por eso y sobre todo con sus pacientes, que son quienes más la quieren y estiman, pese a los pocos días que la conocen.

Pamela se destaca por que siempre está dispuesta a ayudar en lo que sea necesario y también por animar a todos a vivir la vida.

"Yo canto canciones alegres y también bailo de vez en cuando, la idea es poner un poco de alegría a la jornada y también a los adultos mayores, que son los que más achacados están", confesó Pamela.

Personas como estas son dignas de destacar, porque sus propios pacientes son quienes cuentan de ella y de sus canciones.

Lo cierto es que para esta mujer, el estar trabajando en Carlos Cisternas ha sido todo un desafío y también una gran experiencia que no estaría dispuesta a cambiar.

Pamela, ama ser paramédico y esta orgullosa de haber vencido prejuicios por haber entrado a estudiar tan mayor.

Ahora, eso es lo que le da fuerzas para seguir trabajando con todo el cariño y amor por sus pacientes y también por su familia.

Espera seguir siendo tan querida y respetada por los suyos como por sus compañeros de trabajo que destacan su labor.