Ignacio Araya Chanqueo
Las hojas del calendario no dejan de caer y el recuerdo de las oficinas salitreras, aquellas que le dieron vida a la pampa nortina durante las primeras décadas del siglo pasado, pareciera ir diluyéndose con el paso del tiempo. Celestino Araya, quien vivió años en Pedro de Valdivia, no lo quiso así y creó en 2009 el Museo Salitrero de Antofagasta, un lugar donde reúne cientos de recuerdos de la vida de las personas que hacían patria en el desierto.
A siete años del inicio de su proyecto -ubicado en el Liceo A-22 "La Portada"-, don Celestino dice que cada año trata de buscar algo nuevo del pasado. Parece paradójico, pero a medida que avanzan los años van apareciendo cosas. Ayer, el creador del museo celebró un nuevo aniversario del Museo con una exposición donde presentó el trabajo de Alberto Campos, quien crea réplicas de edificios pampinos; y de Hugo Aracena, quien rescató juguetes, camioncitos y hasta triciclos desde la pampa.
"Este es un sueño realizado. Luché tanto para que me hicieran el museo y de ahí he ido buscando fotografías y cosas. Todo el tiempo la misma gente dona cosas", cuenta don Celestino sobre su museo, que acumula libros, monedas, long plays, fotografías y hasta revistas que circulaban en la época (la "Eva" o "Estadio").
Réplicas
Este año, Alberto Campos mostró maquetas del sistema Shanks -el cual servía para extraer el salitre-, además del reloj de Coya Sur, la Asociación Deportiva de María Elena, el Teatro Metro, el quiosco de la Oficina Chacabuco o la de José Francisco Vergara, la que -dice- le costó más construir. "Se recuperan fotografías antiguas y después se inspira uno", cuenta el modelista, que trabaja desde 1994 en la construcción de estas maquetas.
Las réplicas tienen tanto detalle, que incluso están los autitos y figuritas de personas que parecieran estar escondiéndose bajo la sombra del tremendo sol de desierto, o de etiqueta llegando en un automóvil de lujo para asistir a alguna función de cine. "Las figuritas las compro en la Feria de las Pulgas. Me ha costado harto sí po", explica Campos.
Celestino Araya, dueño del Museo, cuenta que de todos lados vienen a su museo, incluso turistas que buscan tener antecedentes sobre cómo era la época salitrera. "Viene mucha gente de afuera y que le gusta un montón recordar. Porque de eso se trata el Museo Salitrero, de recordar".
1977 Tras el cierre de Vergara, el odeón fue donado a la antigua Universidad de Chile, hoy UA.