Secciones

Las historias de los agricultores del altiplano

Viven entre dos mil 500 y tres mil 500 metros de altura, pero aún así lograron tener viñedos y plantar alfalfa, la que es usada para sus animales y también la venta.
E-mail Compartir

Javier Andrónico Cangana

En su política de sustentabilidad y responsabilidad social con las comunidades del altiplano (San Pedro de Atacama, Toconao, Socaire, etc), SQM lleva algunos años trabajando de forma directa con agricultores de estas pequeñas localidades para que lleven a cabo de mejor manera sus cultivos, apoyándolos con recursos para conseguir aquello.

De esta ayuda mutua hay varios ejemplos, entre los que destacan 16 familias agricultoras de alfalfa en Talabre y algunos vecinos de San Pedro de Atacama y Toconao que con esfuerzo y a punta del clásico "ensayo y error" están produciendo vino, uno de los "más altos del mundo".

Sustento

A tres mil 500 metros de altura y en los faldeos de la Cordillera de los Andes se ubica el poblado de Talabre y a unos pocos kilómetros de allí están las hectáreas donde 16 familias cultivan y cosechan alfalfa.

Antonia Mondaca es la presidenta de la comunidad de Talabre y es clara en decir que "muchas personas trabajan en minería pero eso no será para toda la vida, es por eso que nosotros tenemos cultivos con los cuales le damos de comer a nuestras cabezas de ganado".

Lo bueno es que producen más alfalfa de la que usan para sus animales, por lo que también les sirve como un ingreso económico extra para sus bolsillos. "Si nos queda un poco, lo vendemos o vecinos de San Pedro o Toconao nos vienen a comprar", cuenta doña Antonia.

Otro proyecto donde están trabajando los habitantes de Talabre junto a la empresa es en generar turismo en el poblado. "En un futuro cercano queremos tener harto turismo para dar a conocer nuestra artesanía y agricultura y la idea es que los guías sean los mismos pobladores", dijo Mondaca.

Vino

En San Pedro de Atacama y Toconao también continúa la política de responsabilidad social de la empresa privada y allí colabora directamente con los agricultores que llevan algunos años produciendo el ya famoso vino "Ayllú".

Uno de ellos es Ricardo Vilca, quien tiene la viña "Pukará", una de las más grandes del interior.

Según cuenta el también concejal por San Pedro de Atacama, "tengo plantado una hectárea de la cepa 'uva país', o sea, la que trajeron los españoles. Pero también tengo syrah, cabernet sauvignon, moscatel y chardonay. En total, produzco unas mil 200 botellas".

Hay que explicar que los distintos agricultores producen el mismo vino, es decir, "Ayllú", con su etiqueta correspondiente, pero lo que diferencia el vino de don Ricardo con -por ejemplo- el de Wilfredo Cruz- es la parte posterior de la etiqueta. Así lo explica Héctor Cifuentes, encargado del programa Atacama Tierra Fértil.

"El vino de cada productor es distinto y único, ya que son producciones limitadas y eso se deja claro en la contraetiqueta (...) La idea es que el vino del desierto sea lo más auténtico posible y así transmitir aquello a los compradores y turistas".

Respecto a la producción total, el encargado de Atacama Tierra Fértil, Héctor Cifuentes, cuenta que ésta avanza a paso firme. "Este 2016 los vecinos produjeron ocho mil 200 botellas y lo bueno es que cada año la producción aumenta en un 30%".