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El medio siglo del "Centenario" de Playa Blanca

El clásico almacén del sector sur cumple mañana cincuenta años de vida. Sus dueños nos cuentan cómo lo hicieron.
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Ignacio Araya Chanqueo

Para cualquier vecino de la población Playa Blanca, en el sector sur de Antofagasta, ir a comprar pan al "Centenario" es tan habitual como la vida misma. Generaciones de antofagastinos han venido a este negocio de calle Pedro Gamboni, que mañana, 17 de septiembre, cumplirá medio siglo de vida.

Todas las mañanas, Rubén Meneses (90) sigue abriendo temprano el almacén que fundara junto a su señora, Delia Véliz. A mediados de los años 50, don Rubén trabajaba como mecánico en Chuquicamata, con una destacada labor de dirigente sindical. En su momento, fue secretario general de la Confederación de Trabajadores del Cobre, "en representación de El Teniente, Potrerillos, Salvador y Chuqui, las minas de la Anaconda y la Kenecott", recuerda sentado en el sillón donde juegan sus perros, Copo, Cachorro y Bebé.

En enero de 1960, la caja del Seguro Obrero les entregó la casa donde actualmente funciona el almacén. Como vivía con sus ocho hijos, la casa era muy chica y comenzó a ampliarla, pero se retiró del trabajo y quedó sin pega. Donde fuera, en el currículum le veían su pasado como dirigente sindical y no lo contrataba nadie. "Y no hubo caso, no pude entrar en ninguna parte a conseguir trabajo". Ni siquiera el ministro del Trabajo de entonces, William Thayer -que había sido su compañero durante años-, pudo engancharlo en alguna peguita.

Fue en ese momento que a don Rubén se le prendió la ampolleta. Ya que las casas de Playa Blanca eran de yeso, era necesario ponerle azulejos a todos los baños y él se ofreció a trabajar, casa por casa, para instalarlos. Poco después, con un cacharrito Ford, empezó a traer frutas y verduras para venderlas en su nuevo almacén. El "Centenario", llamado así en homenaje a los 100 años de Antofagasta, recordando la llegada del Chango López a esta tierra en noviembre de 1866.

Mucho trabajo

"Como teníamos bastante público, tuvimos que echar abajo otro dormitorio porque eran tres", cuenta el patriarca de la familia. La crisis vino con la dictadura militar, cuando fueron liquidando las cooperativas y centrales de compra que abastecían a los almacenes a un bajo costo. A pesar de eso, ni el toque de queda pudo con el "Centenario". Igual no más abría a las 6.30 de la mañana. De hecho, era el único local que iniciaba la jornada a esa hora. "Abríamos igual nosotros, no nos perjudicaron nunca. Inclusive de los regimientos compraban acá. Pudimos superar la crisis con trabajo, mucho trabajo", dice.

Desde entonces, miles de antofagastinos han pasado a comprar alguna cosita al almacén que ahora ya no solamente vende frutas y verduras, sino que también helados, abarrotes, bebidas y también su vinito. Delia Véliz, su señora, también lo acompaña en el negocio. Ella está feliz con haber visto generaciones de personas prefiriendo su local. "Todos mis hijos se educaron gracias a este negocito. Por eso le doy las gracias a la clientela, la gente y los tantos jóvenes que pasaron por acá, que ahora son profesionales", dice. A veces, cuando alguien tenía para el puro pancito, doña Delia les armaba el sanguchito amablemente.

¿Habrá alguna celebración especial para mañana? Doña Delia dice que están viendo, pero por ahora está contenta por toda la gente que ha venido a saludarlos por cumplir medio siglo, toda una vida junto a la población Playa Blanca de Antofagasta.