Exalumnos recuerdan a su profesor, el poeta Andrés Sabella
¿Sabía usted que Sabella acostumbraba escribir de pie, o que cada vez que sus alumnos subían sus calificaciones, les compraba completos? Ésta y otras curiosidades recuerdan quienes alguna vez fueron educados por el poeta.
Cristian Castro O. - La Estrella de Antofagasta
Un día como hoy, pero hace exactamente 27 años, una noticia remeció a toda la comunidad antofagastina, y a la vez (y paradójicamente), al Norte Grande de Chile. Y es que mientras se encontraba en Iquique para estar presente en el lanzamiento de la revista 'Camanchaca', y también para dar una conferencia sobre el centenario del nacimiento de Gabriela Mistral, fallecía al interior de un cuarto de hotel producto de un ataque al corazón la madrugada del sábado 26 de agosto de 1989 el poeta Andrés Sabella Gálvez, de 76 años.
Este distinguido ciudadano es hasta ahora recordado no sólo por su aporte a la literatura regional, o por ser uno de los fundadores de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica del Norte (UCN), o por ser el artífice de la frase 'Norte grande' (nombre de un libro de poemas que él publicó en 1944), sino que también por su calidad humana y su transversalidad en las relaciones y el trato que tuvo con las personas.
Galardones
Hoy, son numerosos los reconocimientos que existen a la memoria de Sabella. Ya en vida fue distinguido como Caballero del Ancla de Antofagasta (1953) y Doctor Honoris Causa de la UCN, (1977). Y ya fallecido, el último homenaje a su persona del cual nos enteramos fue el cambio de nombre que recibió el aeropuerto de la capital regional, el cual pasó de llamarse 'Cerro Moreno', a 'Andrés Sabella' hace apenas un año.
Pero también cada año, a vísperas del aniversario de su muerte, quienes le conocieron realizan una pequeña ceremonia fuera del mausoleo donde descansa el cuerpo del poeta. Muchos de ellos fueron sus alumnos (universitarios y escolares), quienes recibieron una valiosa semilla de estímulo directamente de este hombre, y que hoy, amistosamente, comparten sus recuerdos y anécdotas con nuestros lectores.
Memoria Prodigio
Para el escritor antofagastino Víctor Bórquez, el haber conocido Sabella resultó fundamental para su dedicación al mundo literario, ya que fue un consejo del poeta que le llevó a esta dirección.
"Le conocí cuando tenía 16 años. Yo había ganado un concurso de poesía, por lo que recibí un premio de manos de Sabella. Fue ahí cuando me preguntó ¿cómo te llamas? Víctor Bórquez le respondí. 'Víctor Bórquez' repitió el muy pensativo, y al instante me apunta y me dice, 'ese nombre es de escritor. No de poeta'. Pasó el tiempo de esta aseveración y después entré a estudiar periodismo en la UCN donde me lo encontré ya en calidad de profesor. Cuando me vio me apuntó de nuevo y me dijo 'Víctor Bórquez, nombre de escritor. No de poeta'. Yo quedé impactado", recuerda Bórquez.
Era evidente que la memoria de Sabella era sorprendente, ya que otros alumnos recuerdan que él fácilmente podía dictar una clase sin tener la más mínima necesidad de recurrir a sus libros de clase. Estaba todo en su mente.
Con respecto a esto, María Canihuante, quien en la actualidad es curadora de la obra de Sabella y que fue también su alumna, dice que sus clases tenían vida propia.
"Él fue mi profesor en el Liceo de Niñas, y recuerdo que sus clases de literatura eran especiales, porque tenía una oratoria que encantaba. Además siempre nos contaba muy buenas anécdotas. Solía decir que sus clases eran vivas, porque él había vivido lo que narraba. Vale decir, si hablaba de Neruda, era porque lo había conocido y no porque lo había leído", cuenta Canihuante.
Anécdotas
La curadora de la obra de Sabella también dice que cuando los alumnos del poeta subían sus calificaciones, Sabella les regalaba algo especial. "Nos llevaba a todos a una fuente de soda y nos compraba completos. Era algo muy lindo de recordar", dice.
Por su parte, Víctor Bórquez, quien muchas veces le visitó en su casa, dice que el profesor de literatura chilena acostumbraba a escribir sus columnas para El Mercurio de pie.
"Tenía una vieja máquina Underwood para escribir sus memorias. Y recuerdo que tecleaba sus columnas del 'linterna de papel' de pie. Era una costumbre muy particular", dice Bórquez.
Neruda
El investigador local Sergio Gaytán, quien también fue alumno de Sabella recuerda que cada vez que hacía sus clases, el escritor aludía a su experiencia personal con la literatura, como también a la que tenía con los principales escritores de la época.
"Tenía una gran amistad con destacados poetas nacionales como Raúl Zurita y Pablo Neruda. De éste último, recuerdo que había regalado a Sabella un poema en donde escribió 'Andrés Sabella nortiniza la poesía, mientras que yo (Neruda) la ensurezco', y esa hoja Sabella la tenía puesta en un lugar destacado de su casa", recuerda Gaytán.
Para el académico de la Escuela de Periodismo de la UCN, Rubén Gómez, quien también fue alumno del poeta, y más tarde, compañero de trabajo. La importancia de Sabella, aparte de su calidad de escritor y literato, también recaía en su capacidad de transversalidad, ya que podía trabar amistades con cualquier persona, independiente su posición política, aún en tiempos de dictadura.
"Tenía amistades con personalidades del ejército y del partido comunista. Para él la ideología no era un impedimento para conocer personas. Recuerdo una vez, en plena dictadura, que cenábamos en un céntrico restaurant de Antofagasta. Después de algunas copas, Sabella se levantó animadamente y cantó con el puño en alto 'La Internacional' (himno mundial del movimiento obrero) y muchos de los comensales no sabíamos qué hacer. En fin, fue un hombre muy interesante", cuenta Gómez.
Por último, Jaime Alvarado, quien también fue su exalumno, cuenta que Sabella tenía una oratoria muy atractiva, por lo cual siempre era un placer poder escucharlo debido a la gran cantidad de temas que poseía y la manera que tenía de narrarlos.
Y así, los recuerdos y leyenda que se tejen en torno a esta destacada figura terminarán por inmortalizar su legado poético, el cual, junto con la del Dr. Antonio Rendic, suman al orgullo de haber nacido en el 'Norte grande'.