"Reparticiones" públicas

Estimado director:

Todo el mundo está comprometido a que se "destapen todas las ollas", al precio que sea, que se terminen con verdaderos "mitos y leyendas", algo así como que todos saben lo que ocurre, pero nadie hace nada.

Al fin el oscurantismo terminó, al fin quedaron atrás los miedos a destapar verdaderos santones del quehacer político, pero debemos estar preparados para lo que se puede encontrar en estos "destapes", incluyendo el raspado de la olla.

Lo primero que aparece, sin ser sorpresa para nadie, es la presencia de verdaderos contingentes de militantes de partidos políticos en instituciones estatales y cargos públicos de relevancia, como ministerios, subsecretarías e intendentes. Pero no se crea que mezclados, sino más bien muy ordenados, cada sector político tiene su reducto asignado y muy bien guardado, los ya no tan "mitos", dicen que Sename es de la DC, Fosis y Sence para el PS, la salud va para el PPD y la minería para los radicales y otras posibilidades, además los porcentajes de participación entre ministros, subsecretarios e intendentes son matemáticamente relacionados con el peso especifico de la votación del partido político en las elecciones, privilegiando nominaciones por experiencias anteriores o a pedido del propio conglomerado.

Pero a este proceso de cálculo, lo que le sobra de muy justo y equilibrado políticamente hablando, le falta todo en criterios de idoneidad profesional para elegir a los designados o sea el nefasto "cuoteo político".

De más está decir, que a su vez, cada elegido bajo criterio político, elige a sus colaboradores bajo la misma retrograda forma y así sucesivamente.

Esperemos que el "destape de ollas" termine con estas prácticas, para dar por terminada la espera de muchos profesionales chilenos, con óptimos antecedentes y currículos que quieren trabajar en el Estado, pero no tienen la suerte de pertenecer o de tener algún lazo sanguíneo con la Familia Política & Asociados, lo que los deja fuera de la verdadera repartición del botín de pegas, exactamente cada cuatro años, porque esto ha pasado siempre independiente del color que se tomé nuestro Palacio de La Moneda.

Luis Enrique Soler Milla