Secciones

Carabinera ejemplar también defendió los colores de la Rojita

La funcionaria que devolvió junto a su compañera un suculento monto encontrado en el centro, entrena hoy con el CDA y es la líder del primer equipo femenino de la institución antofagastina. Delantera de clase, también fue seleccionada.
E-mail Compartir

Andre Malebrán T.

Ximena tiene un semblante medio serio en inicio. Mirada fija y palabras puntuales, es de las personas que con el correr de los minutos se suelta. Eso a veces les pasa a algunos cuando son de otras zonas, como muchos carabineros que cumplen servicios alejados de su hogar -en el caso de ella- alejada de la comuna de Graneros.

Con 20 años, y tan solo siete meses en la capital regional, Ximena Sepúlveda comenta que vivir lejos de los suyos es un desafío bonito y que más allá del típico cliché institucional, ese que dice que "mis compañeros son como una verdadera familia", realmente confía en sus colegas a ese nivel. Siente que llegado el momento su vida estará en buenas manos.

"Cuando trabajas en esto sabes que cualquier día puedes estar en un procedimiento y te puede pasar algo malo. Por eso confías mucho en tus compañeros (...) tanto ellos como tú, se pueden salvar la vida", manifiesta a La Estrella en una salón de la Tercera Comisaría de Carabineros, en el centro de Antofagasta.

Con los minutos Ximena Sepúlveda se empieza a mostrar más relajada en la conversación, de hecho aprendió a soportar la presión mediática hace apenas unas semanas.

Fue el lunes 20 de junio pasado cuando le devolvió el alma a un vecino luego de hacerle llegar casi 700 mil pesos a sus manos. El sueldo íntegro del hombre que en un descuido lo había extraviado y por lo cual no se cansó de agradecer la honradez de la joven.

Dos días después su caso era destacado en los medios de comunicación y su acción acaparó las portadas de los diarios. Hasta ahora le preguntan detalles sus amigos y conocidos, ella responde que ese noble actuar se lo debe a su familia.

"Son valores que te enseñan en la casa. De pequeña", dice con sonrisa y ojos orgullosos de la acción que hoy la tiene como una destacada en la institución.

Deporte

Pero hay más cosas en las que sobresale esta funcionaria, incluso a nivel nacional. Hace poco tiempo defendió los colores de la Rojita Sub-20, carrera deportiva que hoy la tiene entrenando en el CDA y formando el primer equipo femenino de Carabineros de Antofagasta.

A los seis años empezó a chutear el balón con sus amigos y hermanos, y con el tiempo fue nominada a la selección regional de la sexta región (Libertador General Bernardo O'Higgins).

Empezó a hacerse conocida a punta de goles desde pequeña y compitió en juegos binacionales contra representativos de diferentes regiones chilenas y provincias trasandinas. Fue ahí cuando la encontraron unos emisarios de Cobresal y le pidieron que jugara para ellos en la Primera División de fútbol femenino de Chile. Aceptó y tuvo que sacrificarse estudiando, practicando y viajando, de lunes a lunes.

"En Cobresal estuve como tres años jugando como profesional en la ANFP. Hubo un año, en el 2014 si no me equivoco, en el que salí dentro de las goleadoras y me llamaron a la selección Sub-20", recuerda la delantera.

Vistió la roja de la Selección Chilena por un año y medio, con agotadores viajes, casi todos los días levantándose temprano para ir al colegio y luego entrenando en doble jornada.

"Fue una buena época pero en un momento ya me puse entre la espada y la pared, así que tuve que decidirme por los estudios o el fútbol, y el conocimiento es lo que dura más [en la vida], así que lo tuve que dejar", indica.

Colgó la "9" de la rojita y con los meses postuló formalmente para vestir la "verde" institucional.

Antofagasta

Luego de haber completado el curso de formación, llegó a cumplir servicio a la segunda región. No tardó en acomodarse a la vida de los nortinos. "Fueron cordiales conmigo", recuerda. Y con el tiempo dejó de pensar en el balompié, apagó su instinto goleador, hasta que su cuerpo se lo exigió.

"Aquí empezamos a hacer partidos. El 8 de junio empecé a entrenar a niñas [de Carabineros] y competimos en un campeonato que organizó la PDI -con la Fach, el Ejército y Gendarmería- (...) nosotras salimos tercero a pesar de que muchas de las niñas nunca habían tocado un balón con sus pies, pero le pusieron garra".

Por ser la más experimentada le dieron la jineta de capitana y al mismo tiempo asumió la labor de la formación futbolística de las carabineras. "Les explicaba, les empezaba a contar en qué consistía este deporte, desde cero, con las reglas del juego y todo (...) y después jugamos otro campeonato y quedamos en tercer lugar [nuevamente]", agrega.

También entrena en el CDA, haciendo magia con su tiempo para poder seguir haciendo lo que más le gusta.

"Trato de que me coincidan mis tiempos con los entrenamientos para no perder este deporte, pero a veces no da el tiempo y ellos igual me entienden. Cuando los turnos no coinciden ellos me dicen que vaya cuando pueda no más, para no perder el toque". Se prepara con fútbol los lunes, miércoles y viernes; y gimnasio martes y jueves. "Es lo mejor mantenerse físicamente. No tanto por la salud, sino que para sentirse bien. En el trabajo muchos se estresan, pero con el deporte te desestresas", resume.

Diciendo las cosas como son, si ella hubiera nacido hombre quizás hoy estaría en los planes de Pizzi. Pero como las oportunidades se siguen dando diferentes en este país, de bicampeones, ella no desconoce el tema y no se lamenta de su destino.

"Si una tuviera las oportunidades que tienen los hombres me hubiera dedicado a eso, porque yo tenía condiciones y posibilidades de llegar más lejos, pero [en Chile] se ve en menos el fútbol femenino, y no sé porqué será. A los hombres cuando son buenos los buscan y los llevan a lo más grande, pero para las mujeres es más difícil (...) faltan más posibilidades [en el deporte] que sí hay en otros países. En estos momentos lo veo como un hobbie. Sería bonito si llegara un proyecto pero hay que pensar en el futuro", reconoce.

La capitana del recientemente formado equipo de carabineras sueña además con poder enseñarle a otras menores, algo así como una escuela de fútbol femenino para jóvenes vulnerables. Obviamente sigue soñando con volver a vestir la roja, pero agrega que ama a su institución y espera quedarse mucho tiempo en Antofagasta, donde tiene contentos a sus colegas, compañeras del CDA, y al afortunado que recuperó su dinero gracias a su honradez.