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El plebiscito de la Constitución del '80

Sin registros electorales, Pinochet llama a aprobar su proyecto. Ese día, Floreal Recabarren se fue preso.
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Ignacio Araya Chanqueo

Casi siete años tardó la dictadura militar en crear un proyecto de Constitución Política de la República, que se debía ratificar en plebiscito durante la jornada del 11 de septiembre del '80. La nueva Carta Fundamental traía novedades: designaba a las Fuerzas Armadas como "garantes de la institucionalidad", prohibía las doctrinas que apoyasen la lucha de clases, y de pasada, incluía un artículo transitorio que ratificaba a Pinochet por ocho años más en la cabeza del país.

Los diarios, por esos días, traían largas inserciones publicadas con fotos de Pinochet, agradeciéndole por un nuevo aniversario de la "Liberación Nacional", como se llamaba el feriado que recordaba el golpe. La oposición no tiene espacio en los medios y, como no había registros electorales, había que votar con el carné de identidad. El Registro Civil trabaja a toda máquina: en una semana tuvieron que hacer mil.

El periodista Roberto Retamal Pacheco entrevista, en su casa de Tobalaba, a Jaime Guzmán. El entonces miembro de la Comisión de Estudios Constitucionales advierte, serio, que si ganaba el "No", "el país viviría horas muy amargas". Pero pocos se atreven a decir que votarán que no. Entre ellos, el sindicato de Inacesa.

Así las cosas, los antofagastinos se levantaron a votar temprano el 11. Hubo 473 mesas en la ciudad y el alcalde, Hugo Vieyra, votó en la 130 del Liceo de Hombres. En el Hospital Regional pusieron cuatro mesas para que fueran funcionarios y enfermos. Rolando Machuca, que llevaba dos semanas internado después de un accidente ferroviario en Pedro de Valdivia, tuvo que votar en la misma camilla. Como no podía entrar a la cámara secreta, improvisó una carpa con sus propias sábanas.

Eran las 12 y media cuando el ex alcalde Floreal Recabarren llegó a votar a la mesa 214. Le entregaron el voto, pero él no entró. "Señor presidente, yo ya voté, y usted no se ha podido dar cuenta... Me lavé el dedo y con agua saqué la estampilla", dijo a los periodistas. Él había votado temprano, en la 198, y quería demostrar lo fácil de adulterar la votación sin registros electorales. El juez Hugo Andrés Bustos lo denunció por intento de fraude electoral, él mismo tomó el caso y lo mandó detenido.

Los resultados se dieron por la noche. En la región, el "Sí" ganó con un 64,05% y el "No" quedó con un 33.69%.

A Recabarren lo soltaron varios días después. "Yo creo que todo el proceso fue ilícito. A mí me parece que para ser un proceso límpio no es digno que los que estuviéramos con el No debiéramos andar como bandidos repartiendo volantes en la noche", dijo por esos días a "La Estrella".

Años después, Jorgelino Vergara, ex agente CNI, confesó que ese día, 3 mil funcionarios recibieron la orden secreta de votar muchas veces para facilitarle las cosas al "Sí".

Muere el padre Le Paige

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El sacerdote Gustavo Le Paige, quien durante años investigó la cultura atacameña en San Pedro de Atacama, fallecía en Santiago el 19 de mayo. El expreso deseo del padre jesuita era ser sepultado en tierra nortinas, pese a que su misa de responso fue en la capitalina iglesia de San Ignacio.

El padre Le Paige llegó a Chile en el 54, instalándose primero en Chuquicamata, donde fue el párroco de la capilla. Inspirado por el patrimonio presente en los pueblos del Alto Loa -el primer lugar que visitó fue Lasana, a las orillas del río-, el sacerdote jesuita empezó a trabajar en su investigación, creando el Museo Arqueológico de San Pedro de Atacama. A lo largo de su vida, también impulsó el desarrollo de la comuna. Así, en 1971logró la nacionalización por gracia (él era belga), recibiendo también la Orden al Mérito Bernardo O'Higgins, la "Encomienda de la Orden de Isabel La Católica" en 1977.

No hay más tren a Salta

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"La Estrella" siempre se ha publicado de lunes a sábado. Tenía que pasar algo extraordinario como para salir un domingo, como en esta portada del 1 de junio de 1980. Esa madrugada, en Kochi, Martín Vargas caía noqueado en el octavo round por un furioso Yoko Gushiken, en la pelea por el título mundial minimosca. Y aunque ese titular dice que Martín se retiraba, recién lo hizo definitivamente en 1998.

El 15 de octubre deja de correr el tren de pasajeros a Salta, que ya no podía seguir compitiendo con los buses.


Cobreloa en el cielo

Catorce mil personas vieron en el Municipal de Calama la primera estrella de Cobreloa. El 7 de diciembre, en la última fecha del campeonato nacional, el equipo loíno derrotaba a Lota Schwager por 3 a 0 y daba la vuelta olímpica en el desierto.

Vicente Cantattore, el técnico de los zorros, lloraba de emoción. En esas 33 fechas, Cobreloa alcanzó 46 puntos y sacó los pasajes para la Copa Libertadores 1981.

Un antofagastino acusado de ser espía chileno en Irak

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En Irán, caía el Sha y el Ayatollah Khomeini imponía la ley islámica, mientras que en Irak Saddam Hussein pretendía aprovechar la coyuntura para recuperar territorios de ese país. Así estalló una guerra entre ambos países que mató a unas 500 mil personas.

A miles de kilómetros de ahí, Orlando Cubillos, ayudante de contador en Michilla, viajaba a Brasil a conseguir trabajo. Estaba en Paranaguá cuando conoció a otros tres chilenos que estaban a bordo del "Polidora", un barco de bandera griega que podía hacerlo viajar por el mundo. Se metieron de polizones, pero el capitán se dio cuenta y los denunció a las autoridades en el peor lugar posible: Basora, Irak. Se fueron todos presos y comenzaron las torturas, según relataba Orlando en las cartas que lograba enviar a su mamá, en la antofagastina calle Arauco.

Allá los acusaron de ser espías chilenos. Pasaron tres meses detenidos hasta que Orlando por fin logró hablar con alguien en español. El 29 de diciembre lo soltaron, cuando sus captores quedaron convencidos que ellos no eran espías. Casualmente, él consiguió pega de cocinero en el "Polidora", el mismo barco en que cayó preso. Mariana Sarria, su esposa, contó a "La Estrella", a fines de ese año, que él lo único que quería era regresar a su Antofagasta, y olvidarse de todo.